Ciudad
llena de dimensiones
1)
viento
en cólera, se desparrama en la oquedad. mueve árboles y se aleja a su espacio
cibernético. los papalotes se hunden en los acantilados del espacio. no quise
encararme a su astucia, siendo que mueve mariposas y viaja centrífugamente en
las corrientes del cenit. se queda rumiando en medio de la noche triste.
observa perplejamente el cuerpo del universo
2)
una
centella antigua abrió una grieta en la era de la quietud; llegó a la loma de
los fantasmas locales,
giró
en su piedra paralela,
su
antiguedad se dobló en las tabernas ecológicas. "sociedad urbana hecha
añicos en los focos, patrimonios
humanos"
dice el periódico leído en las esquinas; ya lo sentía venir, era un resplandor
opaco, desmantela las imágenes forradas de mis manos quietas
3)
quiero
hacer interesante los paseos en los suelos urbanos, pero ahora he perdido la
vista, los letreros fumigan mis pensamientos. en alguna ocasión pude saber qué
hay detrás de lo obscuro, el alba sentía la quietud de mi mano, una aurora en
la nada. me aferré a muchas manos despostilladas a punto de ser pisadas; a
punto de ser el almuerzo del perro
la
luz
es
un
imperio
de
lodo
4)
compré
un arma camino en los trechos obscuros sin
miedos. Avanza la luna en su letargo de acantilados. Piso suelos urbanos y me
dirijo a un arrabal en busca de amor
(un
ángel grita a la orilla de una banqueta lejana).
borrachos,
indagadores del vino y de la yerba,
vengan
a este basurero poblado de ilusiones,
tarde
o temprano veremos el desorden en las calles, bailando
entre la vacuidad barrida por desilusiones.
entre la vacuidad barrida por desilusiones.
no
tendremos ojos para entender las imágenes
–somos
fotocopias de un 0–.
vemos
florecer tarjeas donde la porquería viaja
a
la velocidad de los sonidos de una tribu civilizada,
alfombras
de irresistibles templos y mesas de sacrificios.
5)
para
detener la prisa llevada por la tempestad habría que
suavizar
los caminos para que los climas se sientan cómodos
en
la soledad de las hojas
que
giran en la cantina
de
colecciones piratas
y
smog ,
me
duermo en las esquinas de tu suelo podado y sembrado,
ahí
donde el concreto es una promesa desleal, un parto.
el
viento no me ha perdonado. no ha querido perfeccionar
mis
alas. la muerte le prometió un epitafio sin lágrimas
pero
nada se ha movido en sus dientes.
la
garganta
de
los gorriones
continua
en el fuego...
sin apagarse.
respiración.
siente
cómo respira.
las
banquetas me revelan mitos de borrachos caídos,
descubro
que su mundo no es de aquí. ancestro alejado.
aventurados
los corazones que no son ajenos a los colores
de
las mariposas en los tallos, montaña hablante: una manta.
aventurado
sea el coleccionista de callejones solitarios
y
aventurado el mártir víctima de un acoso demente.
–calefactor–