"A estas alturas la única belleza que
debo alcanzar, según mi espejo, es la belleza interior", concluyó la
malvada reina antes de preparar más manzanas.
6/10/16
Confesiones de un espejo malvado
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
24/9/16
Extrañas noticias de un pueblo sin memoria
1
Y Valentina cerró los ojos.
Dejó escapar un suspiro y miró las nubes que, acampando, esperaban el momento
preciso para ser acarreadas por el viento de temporada. Interpolaba sus
pensamientos vagos y estériles entre las elipsis de los adoquines; pensamientos abstraídos,
dominados por el flujo aciago, de pronto espontáneo, del tirar del aire que
caía como chorro de cascada helada sobre Guarapo de Jiménez Caudillo la tarde
del dos de noviembre del dos mil siete. Años más tarde, Valentina pensará en
esta fecha como uno de esos precarios indicios que vaticinan malos augurios y traen
consigo la fluctuación oscura de un ambiente gélido, inspirado en aterradoras
imágenes propias del congestionamiento de una maldad preconcebida por el odio.
Ningún
alma transeúnte transitaba las calles a esa hora peculiar en que suelen
suscitarse los encuentros oportunos. A lo lejos se asomaba el otoño galopando y
esquivando el cerro. La cúpula de la iglesia parecía una de esas estampas que
solían despertar la nostalgia comercial en los turistas. Años antes, Valentina
conoció a varios. A estas alturas la mayor parte de la población había olvidado
cómo eran.
La tarde
gris asomaba las primeras estrellas, impresiones del cielo al terminar el día.
Las calles se poblaban de arrebatadas hojas ya secas, que volaban en cantidades
sorprendentes por todo el poblado, y de alguna manera lograban orbitar hasta
alcanzar la bóveda celeste como semillas de un árbol prendido a las raíces del
espacio. Valentina sintió el frío sobre sus mejillas y sonrió. Parecía
comunicarse con las cosas divergentes, seriales.
Al
instante, la pieza musical que solía repetir constantemente en su grabadora, y
que parecía la oda inicial a esta historia, llegó a abrumarla al tiempo en que
las hojas, que se desglosaban allá afuera, abanicaban el frío, y, alternando
unas con otras, lograban entrar en el cuarto llevando consigo un aire gélido,
incierto, perdido entre la bruma de su pieza clásica favorita y la voz maligna
del tal Nicolás, que la irritaba. Vaya combinación insípida, pensó. Lo aborrecía,
pero no sabía expresarlo por miedo a formar parte del caos instalado en el
pueblo hace algunos años.
Abrió
los ojos lentamente. Suspiró como lanzando llamas de fuego ardiendo y volvió en
sí repentinamente. Las primeras constelaciones hacían acto de presencia ante
una luna ocupada por dos intensas nubes que pudieron pronosticar un mal tiempo.
“Este
pueblo parece estar lleno de gente muerta, ya ni expresiones hay en sus rostros
carcomidos por la gentil naturaleza de las cosas. Beso universal. Valentina, en
esta casa hay fantasmas llorando una historia”…
Repentinamente, Valentina se volvió acusativamente hacia donde
debía encontrarse Nicolás, pero ya no estaba ahí. El cambio de lugar habría de
irritarla, sobre todo por la cautela irrevocable de sus actos dirigidos por su
sardónica personalidad ¿Qué diablos circulaba en esa inestable cabeza? Se
preguntaba. Esa actitud ya formaba parte de su repertorio. La sacaban de
quicio. El hostil vecino se creía el heredero perfecto de las películas de
terror.
Por su
lado, e indiferente a las reacciones de Valentina, Nicolás tomó asiento ante el
escritorio donde se distrajo inspeccionando detalladamente cada uno de los
objetos desperdigados en el desorden, al tiempo en que musitaba con un
diarreico silbido arrítmico la eterna pieza musical. Valentina aparentó poseer
control y se volvió, indiferente, a mirar la tarde impregnada de sus símbolos
tratando de despejar su mente, de separar la belleza musical, que dulcificaba
su vida, del silbido hostigante del tal Nicolás.
— ¿Qué es a lo que le temes, Valentina? ¿Qué clase de diabólico
personaje rondará tu cama…? —preguntó con un ligero toque de quien consume
anfetaminas. Sin decir más dejó pasar treinta segundos que se volvieron eternos,
intolerables.
Estos
desesperantes intervalos sin sentido, que tanto molestaban a Valentina,
parecían las resacas de un loco. Parecían el fango en donde se revolcaban los
perros idiotas del vecindario. Quiso decir que continuara, que terminara con
esto, pero su voz parecía estancada al movimiento terso de las ramas de los
árboles allá afuera, a ese tambaleante brío que mese los árboles en esta temporada
de desquicio por la desesperante caída de las hojas secas; ni siquiera se dio
cuenta de que dejó escapar una frase decisiva: termina ya, empiezas a desesperarme.
Nicolás
la observaba firmemente porque sabía que en algún momento ella volvería su rostro
hacia él. Decidido a terminar con esto movió sus labios casi a fuerza de un
impulso determinante, y continuó con su relato:
—… vivimos en una ciudad de cadáveres… una canción triste y
póstuma de ritmos desquiciados ¿lees los diarios? — ¿Qué clase de persona hacía
esta pregunta en estas circunstancias? La situación retórica habría de
devolverla a la realidad. Todos en el pueblo solían leer el periódico día a
día; qué clase de enfermo era este Nicolás, que con una sonrisa maquiavélica
estampada en su rostro continuó su discurso, —cada día el sol en el alba renace
con un nuevo rostro, una muerte. La luz del día nos abre las rejas del
cementerio cadavérico sobre el que caminamos con duelo ¡El mundo vierte sobre
nosotros su calcinante potestad, Valentina! —exclamó sin fuerza, con esa voz
melancólica que parecía las olas de un mar temblando en una playa desierta.
A la
Valentina parecía una voz de poeta. Por eso los odiaba, porque entre tanta
cursilería no bastaba para arrebatarle el alma a las personas, sino porque con
su tono pomposo sólo lograba empeorar las cosas. A su mente acudieron imágenes
de antaño, cuando se solía ser feliz. Una amiga de su padre, “la loca”, como se
refería a ella, una noche debió levantarse sin anunciar, y entre el tumulto de
los comensales, prosiguió a recitar su improvisado monólogo de los viernes, al
que algunos ya se habían acostumbrado y otros, rehuían. Como preludio solía
establecer una atmósfera de tensión, de ridículo. Le hablaba a la nada. Recitaba
licenciosa en un intento de prevalecer en este minúsculo espacio en el que la
muerte no tiene lugar. Pero el ambiente no era el propicio. Los ahí presentes
contenían la risa, aunque el rostro les supiera inmediatamente a una burla
reprimida.
Varios de los presentes abandonaban el lugar para cortar de
tajo la ridícula desfachatez incómoda, pero otros simplemente resistían y se
negaban a dejar a un lado su tertulia hasta que una charla con mucho más vida,
cortaba incisivamente el discurso de la “loca”, que se sentaba y cerraba los ojos
en un intento de llamar la atención de otra manera. Lo último que se le oía
decir, y que formaba parte de sus funciones, era: estoy ciega… pero nadie le
tomaba en cuenta. Días después, su muerte habría de desatar una oleada de miedo.
Parecía que con su muerte sólo se había abierto un umbral difícil de cerrar.
Las figuras del ropero se
tornaron de otro color. Un color mustio. Ese color era el color de los rostros
putrefactos que invadían con su intrigante hedor los contornos de una
habitación marchita.
Extrapolada
a un mundo esquizofrénico, absorta en el silencio de un psicópata dispuesto a
ejercer su maligna potestad, quiso huir más lejos. A donde ni siquiera el
oxidado olor de las rejas la absorbiera. En su mente resonaba un eco lejano y
triste que anunciaba un deceso local. Quiso volver los ojos pero dentro de ella
encontró una excusa para quedarse sola:
—mi papá ya no tarda, te recuerdo que no le gusta
verte aquí hasta muy tarde.
—sólo somos un diminuto punto negro dentro del
estiércol de una mano poderosa que exige ser venerada con fragmentos de cosas,
cosas que se pudren Valentina; siente que no nos hemos aturdido a pesar de la
melancólica huida de su ceremoniosa señoría, un día vamos a ir a dar a las
noticias que anuncian la muerte enterrada en alguna fosa clandestina podrida
por el pasar del tiempo. Creo que estamos destinados a partir de una manera
fúnebre y…
Cuando
escuchó que cerraba la puerta, un alivio pasajero recorrió su espalda. Cómo se
podía ser tan serio con uno mismo. Se sintió abandonada, evacuada de su cuerpo.
A caso y la noche traería consigo su espeluznante maldad o quizás una caricia
del otoño. ¿Por qué había dejado suspendido ese “y” ignoto y espeso?
Rápidamente echó un vistazo a sus cosas sobre el escritorio, al encontrar todo
en orden, sólo cerró los ojos y dedicó una de esas sonrisas íntimas al silencio
de su cuarto.
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
12/9/16
La última y nos vemos
Al finalizar la última ronda
de mojitos cubanos en lo que fue su última velada juntos, ella resolvió de
manera diplomática, que en el último de los casos echando a perder se aprende.
Y a él, que estaba tan vacío, no le quedó más remedio que asentir.
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
25/6/16
pájaros
esos
pájaros
que
gorjean
sobre
los alambres
saben
más que yo
de
la importancia
de
la economía
del
lenguaje
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
de todos lados
ser de todos lados
es mi única ambición
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
17/6/16
no
me incluyan en sus luchas. ya estoy
joven para eso
no me incluyan en sus realidades ordinarias
no me incluyan en sus protestas
no me incluyan en la mala elección de un presidente;
no me incluyan en sus realidades ordinarias
no me incluyan en sus protestas
no me incluyan en la mala elección de un presidente;
no me incluyan en sus pecados
ni tampoco en su lista de predicadores
no
me incluyan en sus ejemplos a seguir
no me incluyan en sus diarios
no me incluyan en sus diarios
no me incluyan en sus ritos ni en sus manías
ni me incluyan donde no quiero encajar
no
me incluyan aunque me vean moribundo
no me incluyan a lágrimas, no sean hipócritas
que no me incluyan, ¿oyeron?
ya tengo mi historia y mis novelas
no me incluyan a lágrimas, no sean hipócritas
que no me incluyan, ¿oyeron?
ya tengo mi historia y mis novelas
sintonizo
la radio un fresco en bosque
no sé cómo amaneceré mañana
porque el mañana ya se encarga de sus restos
no sé cómo amaneceré mañana
porque el mañana ya se encarga de sus restos
no
me importa que no me incluyan en su inclusión
donde todos incluídos
donde todos incluídos
no me importan sus consignas derivadas de lo impreciso
y
no me importa que no me nombren en la lista
y no me importa que facebook me de los buenos días
y no me importa que facebook me de los buenos días
quiero
más lunas más estrellas
que a esta vida se le pase lo enfermiza
que sus males se reditúen con los días
y que la luna tapice un nuevo día
que a esta vida se le pase lo enfermiza
que sus males se reditúen con los días
y que la luna tapice un nuevo día
y
no me importan las derivas
no me importan los caminos
no me importan los caminos
ya el mañana se encargará de sus restos
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
12/5/16
tú no eres tu perfil de facebook
tú
no eres tu perfil de Facebook
tú
no eres lo que te dicen
que
compartas
tú
no eres el like modesto
que
cliqueas
/
no un emoticón
salte
de ahí
afuera
los pájaros reposan
y los
perros del vecindario
no
paran de ladrar
#todosestamosvivos
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
11/5/16
Cuento de terror (traducción al alemán)
Cuento de terror
Marco Antonio Hernández Valdés
Seit sie sich in einen Vampir verwandelt hat, sind all jenePoeten, die mit Blut schreiben, ihre liebsten Opfer.
Traducción al alemán por: Kathrin Gritsch
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
10/5/16
Cuento de terror
Cuento de terror
Marco Antonio Hernández Valdés
Y desde que ella se convirtió en vampiro hace de los escritores, que escriben con sangre, sus víctimas predilectas.
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
6/1/16
bukowskiana #1
bukowskiana #1
(confesiones poéticas de un morboso )
estimado
poeta y escritor contrincante,
sin ganas de caer en la cursilería
y mucho menos
en el detestable
oficio de detractor malicioso, trataré
de ser claro y conciso.
personajes
como Mirón, Heminway y Bukowski
solían resolver sus asuntos
literarios de la manera
en que los pistoleros, boxeadores
o jugadores del
futbol americano
resuelven sus intrigas pasionales
contra sus oponentes. la verdad
no me considero diestro con los
puños,
mucho menos en el uso de las armas de fuego,
que no me gustan por ser
una ventaja para el portador
ante el contrincante en la contienda.
pero como Lutier
y oponente escuálido,
es mi deber advertir a los demás,
mis conocimientos
y experiencias en
el manejo
de herramientas punzocortantes,
las que considero adecuadas
para que
una pelea sea limpia y sana,
distante de ventajismos o alevosías.
fin del comunicado.
"Uno de los jaraneros más brillantes de su generación"
-The NY Times
"Polémico, creativo, desafiante y humorista".
-Los siete sabios de Grecia.
"Bastó con la habilidad del chico para el verso y la jarana, para patearme el trasero."
-Charles Bronson.
"Le vendí un consejo millonario por 20 pesos en el metro."
-Master Muñoz
"Toca bien, pero le hace falta aprenderse el Querreque y la Bruja"
-Un vecino.
"Me hizo una jarana que suena perrón".
-Un cliente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)