28/2/12

Don Tauro y sus Pupilos

Don Tauro y sus pupilos:
claves para descifrar esta puesta en escena





“La especie humana lo exagera todo:

a sus héroes, a sus enemigos, su importancia.”

Charles Bukowski





Octavio Limón a mi parecer es un ingenioso actor multifacético, cuyas puestas en escena nos permiten observar que, con simples elementos, uno es capaz de crear una historia. Desde “Días de tele” nos ha dejado entrever todo un desván de ideas contundentes que reflejan su postura ante esta realidad, pues cada puesta en escena que nos regala, suele trabajarlas con sutileza para despertarnos el interés por el género. Entre risas y oportunos comentarios durante sus obras, el público respira un ambiente impregnado de sarcasmo, pero lacónicamente justificado. Así, en Don Tauro y sus pupilos, obra que nos muestra a un Octavio desenvuelto en los escenarios, aborda la temática que hasta ahora ha generado suspenso, sobre todo a quienes se dejan apantallar con el advenimiento de las profecías mayas este dos mil doce, y que hasta ahora han sido el pilar de la economía para los predicadores.



Para hablar de esta puesta en escena, viene al caso tomar prestada una frase de Charles Bukowsky, pues lejos de abordar la temática del dos mil doce como un evento trascendental, Octavio Limón nos reafirma lo ya citado por este último autor.



Con diálogos expositivos nos comparte su crítica a la realidad por la que estamos pasando, pues no se puede ignorar la guerra en México. Y si hay un dos mil doce en el que el fin del mundo estará presente como algo sustancial, habrá que analizar nuestra situación para darnos cuenta de que no hay castigo mejor justificado: nuestra realidad. El abandonarnos a promesas divinas no resolverá nada. Mucho menos el elevar plegarias o volvernos adeptos de una cofradía: oscuros guardianes de preceptos espirituales, con el afán de salvar nuestra alma, sin embargo la salvación de este planeta está en nuestras manos.



En Don Tauro y sus pupilos, nos plantea la parodia del personaje al estilo Anacleto Morones de Juan Rulfo, y nos hace pensar en leyendas pueblerinas que suelen girar en torno a un mito materializado por la voz del pueblo, pues hay la tendencia a personificar a los héroes o guías como las presencias divinas aquí en la tierra. Don Tauro tiene la palabra, es dueño Del Verbo, y su glamour radica en el poder que le han dado sus pupilos quienes creen incuestionablemente en la palabra de su maestro, el guía espiritual que nos habla del dos mil doce con un toque maquiavélico y jocoso. Con Don Tauro y sus pupilos está claro el mensaje: no hay por qué embobarse con maniqueístas chantajistas, charlatanes y redentores, puesto que no necesitamos líderes en nuestras vidas.



Con gran ingenio y un lenguaje conciso y directo, el autor de “La caja de cordero y otras historias” le asesta un nocáut con sutil gancho a los charlatanes y románticos advenentistas de las profecías, por cierto desvirtuadas, de los antiguos mayas. Con esta puesta en escena Octavio aporta, al ambiente cultural de San Cristóbal de las Casas, su granito de arena.

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

Más vale Macho por conocido
que chango-macho por chango-león

 
I



La solución al enigma postulado por la precariedad de un realista impotente ante las interacciones humanas en este plano superficial, radica en que aunque uno elija la opción de buscarse a la más fea (y fea contextualizada en los reverendos cánones de belleza planteados por nuestra erudita y solemne sociedad), para evitar, desde luego, ser víctima de un contraste o enfrentamiento por faldas de por medio, el desenlace es, será, y siempre ha sido, estomacal, radical e imposible, porque con el simple hecho de auto-ostentarse al lado de una dama, cuya condición se identifica como extranjera, ésta está al alcance de los pecaminosos deseos de los chango-leones, puesto que el rudimentario apogeo de estos últimos se postula con su destilación de feromonas en dirección de las ya citadas jovencitas, sea cual sea su situación ante la realidad —el punto es que los chango-leones no sólo destilan feromonas en una dirección fija, sino en dirección de todo lo que tenga o se manifieste con faldas en un plano que difiere del plano acostumbrado, y de todo cuanto se mueva en un radio de mil o más kilómetros a su redonda, pues su especie fue dotada de una percepción muy y demasiado aguda.

Ya ni ejercen dominio las ganas de interactuar por el gusto de hacerlo. Los chango-leones se expresan en las ansias de obedecer al sadiano instinto de tener relaciones sexuales nomás porque sí, o por proyectarse en un ambiente en el que llevar de la mano a una güera, sea atractiva o no, les redime y eleva a un rango superior, en el que ser El Profeta del sexo les relega a la condición de un bonobo cualquiera, o remite directamente a la satisfacción de sentirse más que los demás, (mi rostro sarcástico expresa su inferioridad ante tales menesteres) pues el expresarnos en muchas mujeres nos da un estatus varonil.

Los bonobos, que cito, que viven en comunidades descritas por los científicos como la relevancia de nuestro génesis, pronuncian su afinidad entre ellos mediante el sexo. El saludo protocolario es definitivamente ofrecer sexo. Y definitivamente, válgase el pleonasmo, el sexo es el tópico de conversación, creación de lazos y comunicación entre los miembros de estas comunidades. Así que no nos admiremos de que el chango-león, en un futuro sea considerado por los científicos como el espejismo rudimentario de nuestra primitariedad, pues tampoco se define, ni justifica esta sectaria manera de expresarse en otras sociedades, aparcadas en la mentalidad de un estado de sumisión, o condicionadas a un plan Etéreo o Divino, y, por qué no, con otras personas, puesto que nuestra arbitrariedad radica en que cada quien ejerce su propia voluntad en el uso de la cama o los espacios seleccionados para dichas empresas.

Por más que intentemos separarnos de este mundo en el que el chango-león lleva a cabo la labor de seducir y adquirir el amor soñado, el que los alejará y sacará de este país, nuestras expectativas se reprimen con el simple hecho de sentirnos dioses en un mundo donde sí hay Dioses para el acto de seducir y adquirir un espacio propio para definirse: hombre, demasiado hombre.

La anterior premisa requiere un profundo planteamiento, porque a la par de los sindicatos para músicos o trabajadores sociales, que protegen la dignidad de los mismos, podríamos plantearnos la idea de inaugurar y crear sindicatos, que posean la capacidad de defender y abogar por escuálidos y debiluchos compatriotas —entre ellos este humilde bazarero—, que, ensimismados en su lucha por adquirir reconocimiento y lograr interacción en un sub-mundo elaborado por artífices contingentes contra los chango-leones, se enfrenta, en su diario acontecer, contra esta ecuestre realidad.

Por las observaciones de este torpe bazarero, que lleva a cabo por el placer de ofrecer una perspectiva de la realidad en los bares de San Cristóbal, podremos apreciar un desglose de situaciones a las que se tendrán que atener las futuras parejas, que suelen visitar San Cristóbal de las Casas, en donde, aunque la novia venga con novio, se expone a las interacciones radicales con los arquetipos salidos de un comic de personajes súper-heroicos, imitadores de regimientos mayas, espejo del etnocentrismo, que reducen la realidad a una mera sarta de definitivas vanidades, en el que el escenario se explota y explora mediante esta lucha de contrincantes dignos de una pelea de gallos; escenario en el que podríamos enfrentar a Sade contra la Religión, para de una vez reconciliarlos (y congeniarlos) con un precepto y pretexto básico, que sólo por ser básico no deja de ser filosófico: el apareamiento como medio ético para preservar la especie. Aunque la iniciativa difiera un poco de la realidad, no otorga condones.

27/2/12

A los ojos de mi musa

OJOS EXTRAÑOS






El silencio en que existes tú es tan delicado.
Como el aroma del pétalo agitado
que cortaste en el jardín de los besos.
Ojos misteriosos, mirada extraña.
Tus ojos se abren como capullos selectos
el día de la creación.

Teoría del origen según yo

El origen 




Tal vez el origen del universo no es otra cosa que el producto de un berrinche de novios y sin embargo nos hemos pasado la existencia tratando de dar con el clavo para explicarnos, con teorías científicas, dicho origen. Si mi teoría tiene éxito me volvería tan famoso como Newton, Darwin o Albert Einstein, y mi nombre reposaría en el santuario de los póstumos. Si no les convence, al menos no descarten la idea.



Los hombres dedicamos todo nuestro esfuerzo para lograr ganarnos el amor de una mujer, y mediante nuestras virtudes tratamos de apantallarlas y ganarnos su amor. Quizás Dios hizo lo mismo. Creó el universo para mostrarse ante su musa como el Ser que es: Supremo, Poderoso, Virtuoso. La musa, maravillada de tales proezas, regalaba a Dios esas miradas de asombro aptas para la ocasión, pero no estaba dentro de sus posibilidades corresponder al cariño de un Ser sumamente Amoroso, Bondadoso y Perfecto. Quizás porque se sentía, digamos, empalagada o intimidada ante un Poder y un Amor de significativa Magnitud. Decidió nomás porque sí, que lo correcto era buscarse un dios, no menos importante ni tan poderoso como el Dios Virtuoso y Divino, despejado en su mente, pero que sí se ajustara a su perfil. Y ante este panorama que se abría ante sus ojos, Dios reaccionó a la altura de un simple mortal encolerizado por las circunstancias e hizo el berrinche de novios. Y no le quedó de otra que crear al hombre a su imagen y semejanza para desquitarse a la mala, desaparecer y abandonar su creación, a la que dejó sujeta a la entropía y decadencia, mismas a las que estamos condenados por obligación.



Lo que aún no sabemos, ni mucho menos nos hemos planteado, es que podemos desquitarnos de la misma manera: hacer el berrinche y abandonar nuestras minúsculas creaciones que podrían estar a la altura de Dios, pues fuimos consolidados a su imagen y semejanza.








Huir y dejarnos sujetos a la incertidumbre, a mi parecer, fue una sutil elección.




22/2/12

La ausencia que dejaste en...


                                               I

La ausencia que dejaste en San Cristóbal está tan llena de ti
llena de mí llena de todo y sus dimensiones arquean monumentos
astrales que se alzaron durante la estadía de tus ojos sobre su lomo
se disuelven sus gritos en mi paciente brío en mi pecho flemático
y escucho sus quejas bajar las banquetas a altas horas de la noche
buscando un lugar para esconderse de la lluvia
y me empeño en saber si mi precariedad parece tan nihilista
o arrebata el insomnio a los carentes de sueño
pero nadie responde a mis caprichos

                                               II
¿tu ausencia es presencia o aparición?
¿etéreo ser que palpita o fantasma tatuado en los contornos de mis ojos?

salgo a caminar sigo el rastro de tus pasos de tu sonrisa elevada al silencio de las nubes
a esa potestad de ser una ciudad poblada      de sol de sombras de tu presencia de tu ausencia
litoral de un enclave que adormece y mese sus hilos en las vueltas que das mientras avanzas

y siento que tus brazos aún se mueven con la ligereza con que palpaste mi rostro
que persisten en su eje en algún lugar escondido
y al lado de mi cuerpo reside un cuerpo tan diminuto y tan lleno del calor que anestesia y envuelve
                                   y me devuelve a esas noches de primavera entre tus piernas
                                   pay de cereza que no empalaga
                                   desgaja mi lengua poco a poco
                                   mas no empalaga, se filtra a mis venas
                                   y muero por sentirme en toda tu piel
                                   me abate la sed de néctar que tengo de ti
                                   y aún te tengo noticias

afuera la planta dejó de respirar y ya intentamos revivirla,
se apoderó de su núcleo el inflamado verano que se anuncia
a las puertas de una calma que ya no pudimos contemplar
¿será que tu fantasma, el que ronda aún tus pasos
en esta casa vacía, continúa su travesía en silencio?

tú, emblema de ojos en los que aún suelo mirarme
me abrazo a tu aroma con ese aletargamiento de no saber y saber
de no querer saber y de querer saberlo todo
de saciar con un suspiro todas mis emociones
que desenvolviste
como el dulce que te di anoche

me agobian estas ganas de querer salir a las calles
y gritar tu nombre para ver si tu sombra
da rastros de vida
de preguntarle a tus pasos si aún sigues ahí
si aún te mueves
si sigues aquí, en el regazo de una ciudad perfumada
de tu dimensión, sobre tu eje de otros sonidos, de otros bosquejos

                                               III
te digo que saldré a buscar un control remoto, pausar el tiempo
para quedarnos aquí suspendidos entre remolinos
en una cama también llena de ti


20/2/12

Movimiento musical en San Cristóbal de las Casas

Divergencias, planos y opiniones






San Cristóbal de las Casas, Chiapas, aparentemente hoy en día es una ciudad nutrida y beneficiada culturalmente y se nota porque el año pasado le entró con ganas el director de educación, cultura y recreación, a la difusión cultural. Los eventos musicales y artísticos se volvieron una especie de carta de recomendación a los foráneos, y con ello nos dimos cuenta de que San Cristóbal definitivamente es capaz de una apertura opcional para las expresiones artísticas, y que el estigma de conflictos pasados no ha rezagado del todo su espíritu creativo.

Lejos de pensar en un movimiento beneficiado por una simple autoridad cultural, asumimos que existen foros definidos en los que se llevan a cabo labores artísticas dignas de referir, pues el apogeo de San Cristóbal de las Casas finalmente radica en la participación colectiva de una comunidad creada por artistas dispuestos a alimentar el mismo movimiento, en que músicos, poetas, pintores, rotan de acá para allá en su continuo quehacer.

Sin embargo, al mismo tiempo nos muestra una cara ambigua que delata a ese otro san Cristóbal inmerso en sus luchas psicológicas, histéricas e incluso, a veces, prehistóricas, precarias y territoriales (para el lector ajeno a estas tierras, aclaro que los territorios de combate son dos andadores turísticos, en los cuales, la inmensa pugna entre personajes de un bando y otro se canaliza mediante la eterna disputa por un lugarcito para llevar a cabo el abnegado folklor de subsistencia cotidiana, —este bazarero ha sido testigo de crueles situaciones en las que a veces se ha visto involucrado, pero denunció en su momento y quisiera citar un ejemplo de estas pugnas: hay policías que no permiten siquiera una nota en el aire, puesto que su mal humor y síndrome de inferioridad, les genera una histeria que da miedo). Un San Cristóbal que podría concursar con otras ciudades en materia de arte fecal: la farándula y el espectáculo, y que podría discutirse un galardón o un premio del tamaño de un Óscar, gracias a la intensidad indiscutible con la que sostiene su mérito por las nuevas tendencias al ego, que nos muestran la fachada de un pueblo contemporáneo y tal vez sucedáneo, al que le interesa descubrirnos un rostro en silencio, envilecido por su contumaz protagonismo protocolario, reducido a sus dos andadores, que funcionan como pasarelas cartesianas a cuyo entorno gira el universo de San Cristóbal de las Casas. Aquí, ante estas multitudes subordinadas al panegírico obligado, reside el ego por excelencia. Y es sorprendente la ruta que ha tomado su evolución: la fragmentación, (hace un par de años, un bajista cuyo nombre no quiero recordar, me invitaba a ser testigo de: El concierto del “Mejor Grupo” de San Cristóbal de las Casas, y a tan tamaña vanidad me vi forzado a refutarle en su cara que todo dependía de quien lo viera, pues si su premisa requería planteamiento podríamos citar a Maná como el Mejor Grupo de México).

Valdría la pena detenerse un poco para profundizar la observación de los andadores. Cuando, hace seis años, puse por primera vez un pie en San Cristóbal de las Casas, sólo existía un andador y Real de Guadalupe era simplemente una calle común y corriente como otras, cuyo atractivo se justificaba con los mismos puestos de ropa y artesanía indígena que hasta la fecha persisten, pero la calle no era un artículo de primera necesidad.

En frente de la Casa del Pan se encontraban Los Talleres, una suerte de bar pero de aspecto bohemio, en el cual se llevaban a cabo conciertos, exposiciones, talleres y otros eventos culturales. Los conciertos representaban la total hermandad que existía entre los músicos en aquel entonces. Esto permitía comunicación y comunidad.

Por alguna vaga razón, cuando esta calle adquirió el título de Andador, una extraña energía poderosamente maléfica absorbió el ambiente sereno y mágico, y a su vez un reinado de terror y vampirismo se instaló en estas dos zonas que parecen acordonar la mente de los que aquí moramos, puesto que detrás de estos horizontes no hay nada.

La existencia de estas pasarelas redime de alguna manera a los locatarios, pero reduce nuestro campo de visión condicionado a una masturbación mental en la que el turismo y el comercio se fusionan para un bien común, puesto que el resto de este pueblo es lo desconocido, a donde la odisea cristobalesca sería de carácter histórica y radicaría en adentrarse o aventurarse a estos paisajes ignotos sin un instructivo a la mano que nos explique cómo hay que abordar dichos sectores.



Algún pesimista exacerbado me hacía la observación, retrógrada y trillada de que: en todos lados pasa lo mismo. Entonces ¿no hay de otra que atenernos al pusilánime y conocido folklor de asumir nuestra impotencia y resignarnos a la etiqueta que nos concierne o han elegido para nosotros? La cuestión es que si en todos lados pasa lo mismo, entonces lo mismo da ir o venir de un lado a otro, puesto que a donde quiera que vayamos, nuestro estigma, que condiciona nuestras acciones, sólo demostrará que aquí o allá, o en cualquier parte, nuestro destino está ligado a la misma putrefacción a la que nos hemos acostumbrado pero a la que no queremos renunciar porque se nos ha hecho un estilo de vida apegado a nuestros actos. Si esta histeria no termina, sólo seguiremos alimentando otra histeria cuya extensión sería colectiva, y se arraiga día con día a las pasarelas a donde la vida no vale nada.

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA


Las vicisitudes en las interacciones

sociales dentro de los bares

a altas horas de la borrachera




Las vicisitudes originadas en torno al planteamiento de un espacio para llevar a cabo las prácticas amorosas, producidas por las feromonas (durante su proceso de alocamiento) tras una noche de jarras, cervezas y búsqueda de eso que llamamos el amor de nuestra VISA (en un contexto sancristobalence), radica en que entre más rudos y malos nos veamos, más nos acercamos a imitar la imagen de ese enigmático prototipo de hombre deseado por la mayoría de las mujeres que, en su ritual de apareamiento, buscan al más fuerte, viril y enamorador de todos. ¿Por eso vienen a los bares?

Estas vicisitudes se plantean sobre todo en la manera de interactuar y agradar a la güera en cuestión. En cierta ocasión, en una de mis visitas a un bar, recuerdo que nos sentamos un amigo y este bazarero con un par de mujeres cuya procedencia era Tabasco. Nos arrellanamos para poder ser parte de su plática y entablar una relación que no fue más allá de un simple intercambio de emotivas frases reservadas para la ocasión. Al lado de nuestra mesa, un impecable séquito de hombres seductores y dispuestos a obtener una noche de pasión a cualquier precio, miraban con desdén nuestra hazaña: traspasar esa primer barrera que obstruye el paso al siguiente nivel, comenzar una pedestre charla digna del tópico argumentativo del chango-león, uniformado de su trivial traje de conquistador en masa, que le aumenta puntos ante debiluchos e intelectualoides como nosotros, que en nuestro simple intento de preservar nuestra escuálida especie, brindamos nuestro humilde corazón, que es lo poco para ofrecer a damiselas como las de nuestra mesa, que al final de la noche, y a pesar de nuestros intentos de obtener su atención, caerán en las redes de nuestros amigos: los chango-leones.

Quebrar el hielo o hablar a calzón quitado representa una parte primigenia en el borrascoso mundo de los bares. Sobre todo durante aquellas noches cuando el sabor de la salsa está al punto clave y permite el agasaje. De fondo los contrapuntos prometen algarabía y sabor. Cuentan los expertos que el beso dentro del baile es una manera atrevida que da resultados favorables. 1.- si la mujer acepta esta práctica, que se aleja de los convencionalismos y tratados de respeto entre las parejas de baile, quiere decir que está dispuesta a pasar al siguiente nivel, que es el del besuqueo y agasaje corporal (actividad que entra en cuestión, puesto que en una de tantas noches fui víctima de mis arrebatos al dejarme llevar por mis emociones y sobre todo, por mi instinto de satisfacer a toda costa mis urgencias. Acepté bailar con una chica jacarandosa que me invitó a participar de sus deleites, puesto que el baile, antes cadencioso, declinó en una danza de apareamiento absoluto, sin tantos planteamientos u coqueteos de preámbulos fantasiosos, pero sólo quedaron ahí). 2.- si la mujer deshecha esta práctica, su semblante, ojos, expresiones, gestos, qué se yo, apelarán al oportuno dicho: el respeto al derecho ajeno es la paz.

Más tarde, cuando nuestras compañeras habían optado por retirarse, nos unimos a otras dos que ya habían robado nuestra atención, y de las cuales una se parecía a Amy Winehouse, (curiosamente me senté a platicar con ella). Uno suele sentir nostalgia de la vida, de los lugares, de las charlas sustanciosas, de la tertulia ocurrente, de las noches bohemias, de las noches lozanas; nostalgia irreprimible de platicar amenamente con una mujer, y enfatizo, de simplemente sostener una rica y amena charla, pues es el ser sublime que ha inspirado tanto nuestras vidas: ¡Oh! mujer. Con el simple hecho de intercambiar unas palabras con ellas, uno suele satisfacer esa parte que nos demanda tener un contacto humano, aunque sólo sea para decir: hola ¿cómo estás? Esta noche corrí con la suerte de lograr una interacción amena.

Para mi mala fortuna, el chango-león que parecía un águila acordonando a su presa, se auto-invitó a nuestra charla con el tópico representativo de su especie. Corté de tajo su intervención, descargándole una bofetada con guante blanco, y la traje de vuelta a nuestra conversación, que ya estaba dando buenos resultados. Fue cuando se me ocurrió escribir las crónicas de este bazarero en el universo arrabal de los bares, con el título ya conocido: Instrucciones para encontrar al amor de su VISA.






















17/2/12

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

El chango-león como personaje
mítico-mitológico


El chango-león es un personaje mítico que radica, es y existe, y no sólo en mi imaginación, sino en esta realidad, escenario y epicentro de nuestras actividades cotidianas. En serio. Los he visto en porciones de dos o tres, vagar las calles ensimismados en el letargo de la existencia, y argumentar una y otra vez ser los portadores de la verdad en un contexto perenne e incuestionablemente latinoamericano. El chango-león simplemente “Es”, aunque las miradas caóticas de severos críticos promulguen mi retirada al mundo de los locos. Juro que es cierto. El chango-león es quizás una nueva tendencia de la búsqueda de una identidad y aceptación como miembro de esto que llamamos sociedad y que hemos forjado como recurso para instalarnos en determinados espacios.
O, quizás, el chango-león es una extensión de la contracultura, mas no sabemos si son los herederos directos de los Jipitecas, para contextualizar su origen. Pero, su exigencia en la existencia es la de auto-declararse un ser vivo y capaz de decidir entre tumultos y artimañas que la engañosa propaganda nos oculta tras sus pancartas.
El Chango-León es un ser carismático y capaz de comprender e interactuar tanto en el underground como en este plano mediático; capaz de sociabilizar en los bares como en las calles; de interactuar con los ricos como con los pobres, con los fresas como con los nacos, con los extranjeros como con los mexicanos. Es toda una red de artificios que se prologa a sí mismo, codificando un lenguaje cada cinco segundos, y que se propaga como una peste intempestiva o se aquieta como cuando baja la marea.

Al principio pensé que se trataba de un ente mitológico, al que no lograron sacar de las leyendas prehispánicas o urbanas, relegadas a escombros inmateriales que la gente suele tener como visión de algo que se sabe que está, pero que al mismo tiempo se le niega por miedo a causarnos una desorientación de la realidad. 
         ¿A caso nuestro único chiste es estar seguros de que existimos sólo nosotros y por eso preferimos no inmiscuirnos en asuntos que no nos conciernen?, por eso reducimos nuestra percepción a la trascendental cueva de Platón, creando un cuartel en el que nos refugiamos de lo desconocido y tememos conocer. Mas, sin importar cuánto nos escondamos en ese reducto placentero, el chango-león es y existe al igual que ser mitológico o como presencia ordinaria precedida por esa incertidumbre que nos implanta la televisión. Es un ente que se desarrolla entre nosotros, se escapa de toda personificación, y ha creado, para su bienestar, una tribu más entre las cuantiosas tribus que deambulan en esta sociedad.
Si usted tiene la capacidad de asombro y no ha perdido aún su vínculo con seres de otras dimensiones o esa capacidad de imaginación heredada a los niños, entonces tiene la capacidad de verlos e interactuar con ellos.

Generalmente se encuentran en los bares nocturnos. Generalmente están tratando de ligar una güera. Generalmente están tras el amor de su visa. Pero tenga cuidado, aún hemos dejado en manos de las ciencias antropológicas estudiar sus actos, reacciones y formas de vida, para que en un futuro tengamos muestras científicas de su cotidiano arte de vivir, y sepamos cómo podremos aculturarlos o absorber sus modus vivendi para poner a la venta una nueva personalidad con el logotipo ineludible y el copyright restringido, o de plano para aprender de su cultura y saber qué hacer en caso de que proliferen y seamos nosotros los últimos en cuyas manos estará el futuro de nuestras raíces. Por lo pronto, recientes encuestas proponen que sirven de obra de mano barata. De ahí que se hace uso de violencia para intimidarlos.
Por nuestra parte, juramos y perjuramos que se trata simplemente de un precario acercamiento a su cultura y nada más.