autonomía
desechar el concepto pueblo
y dejarlo arder en fosas
la patria anda de teibolera
afanosa y recriminando rostros
rostros de clítoris y amibas
retorcidos en la maquinaria
de un progreso fundido
en la bestia
de largo peregrinaje
las abejas viajan a años luz
corto metro y suelo
prostitución
ya lo dije
al día lo medimos
con sudor, peritaje y otros energúmenos
es hora de desechar viejas plagas
la hora de abordar nuestro tren
llegó
no hay más tiempo
sudo
transpiro
pero de mis brazos
surge la canción
y emerge con lágrimas,
canción de galope,
es hora de encararnos,
no todos somos uno
ni el uno debe estar supeditado
a nuestra hora en apareamiento
el uno no pide lo otro
somos uno
pero eso también ya lo dije
y la patria me estorba tanto
que he llegado a la conclusión
de que somos un terreno baldío
y algún día nos utilizarán de fosa
para enterrar otros huesos
con sabor y color a los nuestros
entonces por qué la objeción
a qué chingados te refieres
acaso somos una pantomima
que los dioses rechazaron por
unanimidad
vuelve tu rostro
atrás los cuerpos reposan
su largo camino entre pasos
llevados a su rumbo
aquí sólo somos un mundo
enterrado en otro mundo
del que esperan
raíces para sembrar otro mundo
y entonces por qué tanto escándalo
si los muertos entierran a sus muertos
si los muertos entierran a sus muertos
dejen, como diría Efraín,
que los presidentes entierren a los
suyos