16/10/12

Movimiento musical en San Cristóbal de las Casas

Grupos

La tarde se prestó para hacer el recuento de recuerdos, charlas, tertulias y fiestas que tienen un lugar en el pasado de mi mente.
         Mientras escucho el disco del antiguo Fraktal, viene a mi memoria un itinerario de conciertos a los que acudí para ver a esta banda en los bares de San Cristóbal de las Casas. Los recuerdos están añejos, sobre todo porque de alguna manera me tocó ver el crecimiento y evolución de este proyecto.
         Hace un par de años los músicos de San Cristóbal se unieron con la intención de hacer un concierto cada determinado tiempo, en el que participaríamos los grupos radicados en el pueblo. En la segunda versión de este encuentro me involucré para organizar el evento y aproveché esta oportunidad para platicar con Kiri, de Avatara.
         De estas pláticas nació la idea de hacer una serie de entrevistas a los músicos en San Cristóbal. Kiri emigró fuera del país y la idea se rezagó. Pero el año pasado vino de visita y aproveché para concretar la idea.
         Ojalá esta entrevista sirva de prólogo a este proyecto.

Marco Antonio Hernández: ¿A qué edad te interesó la música y que factores externos influyeron para que te decidieras a aprender a tocar un instrumento?
Kiri Escalante: pues desde niño la música siempre me llamó la atención, la música siempre me ha gustado. Pero me volví músico hace once años, y primero empezó porque me gustaba ¿no?, y poco a poco, después de tocar mucho, me di cuenta que sí me gustaba. El primer instrumento que toqué fue la guitarra, ya después empecé a cantar, yo creo que, más que la guitarra, ahora lo que más uso es la voz...

M A H: eso es lo curioso, porque me he dado cuenta que tienes un instrumento en la voz, son los sonidos que desglosas, guturales ¿qué hay de eso?

K E: Pues ¿eso? Quien sabe por qué se dio… tal vez por las locuras, o por los cantos de tuba, eso se dio por escuchar a un señor, al oírlo me volví loco, y me dije: quiero intentar hacerlo, si él puede hacerlo, yo puedo, me gusta y me interesa. Los demás sonidos se fueron dando, tanto por el ocio de estar practicando cualquier cosa, como oír cualquier cosa, u repetir cualquier cosa.


M. A. H: entonces ¿tu método de aprendizaje  es imitar los sonidos que te llegan al instante, los sonidos que tienes a tu entorno?
K. E: sí, de hecho sí. Cuando compongo es porque digo que hay cosas, ideas, pensamientos que flotan en todo el espacio, en el mundo, entonces yo solo agarro un pedacito de aquí, un pedacito de allá, o un pedacito de acá, o sea, la música que hago es música fusión y la música es fusión ¿no? Yo fusiono todo, toda la música me gusta, no puedo decidirme por un solo estilo ¿no?, toda la música me gusta. También considero a toda la música del mundo parte de la música, parte del sonido. Depende también de cómo vayan armonizándose, cómo se vayan mezclando unos con los otros

M. A. H: ¿cómo definirías ese estilo de música tomando en cuenta los elementos a tu alcance durante el proceso musical dentro y fuera de san Cristóbal de las Casas?

K. E: le llamo fusión-psicodélica-rupestre a lo que hago. Es psicodélica porque de repente debraya el cerebro, y rupestre porque no uso efectos ni pedales en la guitarra ni en la voz, todos los efecto que utilizo son los mismo de la guitarra o mi voz, o a veces uso botellas, cualquier cosa, por eso es rupestre, porque uso las cosas más naturales.

Antoine: Y ¿cuál fue tu evolución en este rollo musical?

K. E: se fue dando al escuchar mucha música, estando abierto a escuchar otra música. Por ejemplo, primero a mí me gustaron mucho los Beatles, desde niño me gustan mucho y me gusta mucho el rock de los 60's. Muchos grupos como Erik Bordoni o cosas así. Me gusta la psicodelia del rock. En el barrio donde yo vivía en el DF, mi mamá como la gente de ahí escucha música, y cuando vives en una vecindad oyes de todo, el vecino escucha cumbia, el otro mariachi, pop, otro rock n' roll, eso mismo me llevó a experimentar más cosas y a querer más cosas de la propia música, y pues me gusta la música clásica, la ópera, me gusta la música gitana, el jazz, la música hindú, la cumbia, la guaracha, la banda, el son jarocho; casi toda la música me gusta.

M. A. H: En idiomas como el francés, o el inglés hay verbos para designar la acción de ejecutar el instrumento.


K. E: De los que acabas de decir yo creo que es jugar, es muy divertido y la música es divertida, para mí.

Laurel: es que la palabra tocar también puede llegar a un punto interesante

K. E: sí porque puedes llegar a tocar el espíritu de las personas.

M. A. H: ¿cómo fue que aprendiste a tocar un instrumento y

K. E: ¿cómo escogí un instrumento? El primero que escogí fue una guitarra y desde que estaba muy chavo escribía mucha poesía, y de repente me di cuenta de que varios de mis poemas podrían ser música. Entonces a mí ya me gustaba la música pero no tenía guitarra hasta que me regalaron una, y así fue como empecé a aprender, conocí a un amigo, el guicho, y fue el primero que me dijo, eso que tocas es un mi mayor, y eso es un re mayor. Él es más joven que yo, pero yo apenas aprendía. En ese momento lo primero que hice fue interpretar una canción de los Beatles. Siempre me voy a acordar de esa canción. Desde ahí me la pasé practicando y practicando con la guitarra, aunque no soy buen guitarrista, me he clavado más con la voz, ese es el instrumento. Aunque empecé primero con la guitarra, mi instrumento principal es la voz. Es lo que puedo manejar más a mi antojo

M. A. H: Durante su estancia en san Cristóbal hubo un proceso, recuerdo que cuando llegué a aquí hace cinco años, los vi tocar en la casa del pan y había en tu grupo músicos muy buenos como Romeo. Se llamaban fraktal, ahora se llaman Avatara,  (kiri: y en Estado Unidos nos llamamos astral folk) ¿por qué?  ¿Qué determinó esta evolución?

K. E: El grupo en realidad es una idea de transformación en la música, las personas que van tocando con nosotros son gente que les interesa tocar y que al mismo tiempo enriquecen la misma música que hago. Sí, enriquecen mi música, la que yo compongo. Pero en la banda, cuando estamos juntos, todos aportamos algo hacia eso. A veces llega con una idea, otras, los otros involucran su onda u otro le mete otra cosa,  por ejemplo como dices, cuando tú nos conociste tocaba Romeo con nosotros ¿no? Y él le metía mucho la onda del jazz, el buen bajo porque es buen bajista y eso también enriqueció las bases de nosotros para hacer crecer más la música.
 El nombre Fraktal surgió hace muchos años allá en el DF, precisamente con la idea de ser un grupo sin fronteras musicales, sin barreras, y para expresarnos como quisiéramos ¿no? Si alguien decía: a mí se me antojó hoy tocar un blues, lo tocábamos. Si otro decía a mí se me antoja tocar hindú, tocábamos hindú. Y todos nos íbamos mezclando e íbamos aprendiendo de los otros, y el nombre también cambió porque ya era tiempo ¿no? Llevábamos desde el 2001 con ese nombre hasta el 2009, ya eran ocho años y había cambiado también la atmósfera en el grupo. Queríamos buscar otras cosas más allá de la música, llevar la música a ser escuchada, más a tocarla en la casa, y eso es diferente, entonces nosotros nos pusimos Avatara como un renacimiento. Un renacimiento del mismo Fraktal, por eso el primer disco con el nuevo nombre se llamó transformación.

Antoine: ¿con la misma formación de instrumentos?

K. E: Básicamente sí, con los que ya llevábamos unos años aquí en san Cristóbal, la misma alineación de músicos, que la base en realidad éramos cuatro músicos, y a veces había más músicos que se iban mezclando y entrando a la banda

M. A. H: De hecho cuando te veía tocar en el madre tierra a veces sólo tocaban tres elementos, tu música se prestaba para no requerir de más elementos porque siempre se veía y escuchaba completo el proyecto, tenían todo lo que una banda necesita para llenar: la voz, la guitarra.
Pero dime ¿A qué se debe esta ligadura a los sonidos guturales que se implementan en la meditación u ejercicios tántricos? ¿a qué se debe esta ligadura con la india y estos sonidos?

K. E: pues se debe a que he escuchado música de ese tipo y que me gusta; también se debe a que a mí sí me gusta toda esa onda de la meditación. Yo creo, sobre todo, que los seres humanos podemos llegar a otro nivel de conciencia del que estamos ahorita, eso no significa que dejemos de hacer cosas de las que hacemos como seres humanos, pues de entrada primero tenemos que vivir como seres humanos y entendernos completamente para llegar al otro lado, si queremos desapegarnos para llegar al otro lado, sencillamente no llegamos, según yo. Entonces hay esa ligadura. Yo sí creo en la espiritualidad, creo en la iluminación y creo en los maestros de tiempos pasados; creo que ahora cada quien es maestro de cada quién, todos somos maestros observándonos unos con otros, más que alguien te vaya diciendo, es así o por acá o por acá,

M. A. H: Entonces ¿en tus letras, cuando cantas, va implícita esta idea o tratas de plasmarla?

K. E: Sí, va implícita, y cada vez que toco y hago mis sonidos guturales, trato de meterme hasta donde me lleve mi propio cerebro, mi propio cuerpo, completo, ahí voy.

Antoine: Y ¿llamas a eso otro idioma para ti?

K. E: Es... es que también creo en la telepatía, en que los seres humanos a veces podemos comunicarnos sin las palabras, y eso al llegar a una telepatía completa no necesitamos el idioma ¿no? Entonces el idioma es importante a veces para muchas cosas. Y es bonito, sobre todo unos más que otros, pero eso es otra historia. Y entonces, lo que compongo no es ningún idioma sino sonidos que voy creando, palabras que me surgen en el momento, a veces compongo canciones y repito las mismas frases, la misma palabra. Llega el momento en que a veces se me olvidan y le cambio una letra o dos o tres, pero el mismo sentido lo voy creando, y también ese tipo, a veces cuando improvisamos y hago esas voces, todos son como mantras. Muchas veces intento también ideas de mantras o lo primero que se me va ocurriendo, lo saco de esa manera.
(Continuará...)

Fragmento del poema: Epitafio a un alma solitaria




Epitafio a un alma solitaria 
(Fragmento)
                                                    a la memoria de mi padre
don Jesús Hernández Velasco
            I
Contemplo las vigilias del mar.
Las edificaciones que se hicieron
en el vuelo de los pájaros. 
La crueldad nos descompuso,
¿Cómo lo hizo?
No lo sé.
Las ciudades ríen a carcajadas
mientras miro el cuadro de un gato.
No encuentro el sentido.

Puente, si te das cuenta las almas
están intranquilas,
ya no hablan de su pasado
¿tienen cubre bocas?

15/10/12

Fragmento



Fragmento de otro poema del libro: Dormido en mi sensación. 
 
 
                 VII
Esquinas de cada lado
bicicleta recargada en el poste
semáforo radioactivo inclemente
sismo onomatopeya circular
origen secular del niño diluido
cuerpo tendido bajo las llantas
aroma del solsticio aparente
esquinas de cada lado
esquinas de cada lado
por momentos veo tu sonrisa
y en realidad no sé en dónde estás
por momentos te contemplo
cuando corres
y me asombro
me asombra tu capacidad
libertad libre de ti
pareces perseguida por un espejismo
quiere revolcarte, poseerte,
como si no supiera que en ti no existe
el arraigo a espacios superficiales
mas parece que las olas te llevan de paseo
me preguntan los ciegos
si realmente pasa esto:
—no lo sé. 
Los gatos no sueñan
sólo se divierten 
y entonces te pregunto si hay otro sueño
que ronde tras de ti
y sólo respondes:
—no lo sé, realmente no lo sé. 

Fragmento de un poema del libro: Dormido en mi sensación



 Fragmento: un poema de mi libro Dormido en mi sensación.
                  
IV
Sólo piérdete en el tiempo del caos
para poder caminar en el orden cósmico.
Había perdido mi vista en el desierto del consumismo
y ahora encontré salida a este túnel de muertos. 
Flauta, piérdeme en el culo de la iguana
sólo una vez más, quiero ver el sol
(hace tiempo que ya no miro
las olas solares)
Me baño de miedo
me desbordo
nunca he conocido
la trayectoria
del bosque. 
Planta de calor,
soledad, pared,
espinas, encías,
brincos, iguana,
león del sol,
brisa cronológica,
lluvia en el pasto,
casa de agua,
y todo...
Me pregunto si algún día
podrás salir de la ventana.

1/10/12

Los funerales de septiembre o las enseñanzas de doña Amy Cathouse



Los funerales de septiembre
o las enseñanzas de doña Amy Cathouse
(la ancianidad de las promesas)

A Amy Cathouse le gusta jugar con fuego, muy a pesar de que le gusta la mejor parte, según ella: quemarse. Hace una semana huyó de casa, y no le bastó con dejarnos con el Jesús en la boca, sino que aparte gozó con nuestro sufrimiento durante una semana, ¿qué hizo y a dónde fue? Sólo Dios sabe. Sin embargo volvió muy ufana y ufanosa, celebrando su ausencia con el orgullo de ser una Gata muy a  la mexicana, que se jacta de formar parte de una Nación que creció al brillo de un sol ensangrentado, sometido al crisol de una madrugada derivada de sus aconteceres, y, abandonada a la frigidez de un tiempo, que anuncia el advenimiento del apocalipsis, anadea de tal manera que parecieran no importarle los acontecimientos relevantes del país. Pero su desgracia no se resume en unas cuantas palabras, va más allá. A donde los límites de la mente no pueden surcar por doquier con libertad. Una libertad basada en un contrato social entre los humanos. Ni siquiera a la altura de los pájaros: especies cuya condición le causa envidia a esta gata aburrida de su gatitud.
         Su incredulidad se debe al nefasto proceso político al que recurre la humanidad, pues para sus capacidades gatunas que se reducen a simples maullidos, querendosos jugueteos y jocosos ronroneos, es difícil entender por qué nos comportamos como nos comportamos. Para su sapiencia animal, las posibilidades de subsistencia franquean las probabilidades y el azar. Lejos de adaptarnos a un espacio, tiempo y demás atmósferas, nuestra adaptación ahora forma parte del folklor citadino que nos obliga a pertenecer a una sociedad, y no a ser parte de ésta. Para un gato, entender nuestra incrédula manera de enfrentar la vida diaria, es un tanto para morirse de risa. Hemos etiquetado todo: nuestra comida, nuestra ropa, nuestra realidad, nuestro proceder, manías, personalidad, etc., suficiente teoría para una gata menesterosa, que ama las parrandas sobre los tejados de San Cristóbal de las Casas.
         Los problemas existenciales que la aquejan, es que a partir de la reforma laboral va a tener que aminorar sus viajes solitarios, porque ahora está en peligro de extinción nuestro presupuesto anual. Y no es para menos, ahora tiene que pensar en los problemas que se desglosan de este inconveniente, puesto que reduciremos lo habitual de comida, y tendremos que sacarla a pasear atada a una cuerda en busca de los restaurantes en barrios de mala muerte para obtener un pedazo de pan para saborear los malos tiempos y recordar los mejores como se deben recordar: con una sonrisa tajante que nos recuerde, también, que estamos en el camino y que siempre adelante.
         La vida común y corriente de Amy Cathouse se reduce en dos palabras: disfrutar y dormir, mientras se soba sus patas y desliza su lengua por su espalda, miro sus ademanes y me recuerdan un poco de humanidad. Me miran sin preguntarme: ¿qué vamos a comer mañana? Sólo puedo repetir una y otra vez: no se preocupen, todo va a estar bien.