Pregón
I
vi a los
mejores repentistas y jaraneros de mi generación
seducidos
por el canto matinal de Santiago Tuxtla
seducidos
por el crisol nocturno de una luna
estacionada
en las nebulosas radiaciones de las flores en Xalapa
dialécticas
absorbencias que la menguada constelación de centuriones
confederó
tras su subordinada borrachera
locos
abandonados a la locura de arrastrarse
en las
crípticas calles para pedir limosna
y
comprarse una botella de caña
en
Mahuixtlán
oh,
ahogados en sus dolorosos lomos trajinados
meados y
adormecidos listos para materializar notas
indagadores
del toro la yerba y los licores católicos
expertos
de la simbiosis musical a la hora prometida
la hora
que viene en busca de nosotros
acicalada
noctámbula como gangrena malparida
como
sortilegio dolido sobre nuestras pestañas
empañados
histéricos vomitados
empeñados
en el fandango empeñados en la lujuria de la jarana
¡pregona!
melifluo
cartesiano
bordón de requinto emblemático
los vi
ejercer su melodía retorcer épicamente un bordón
arrastrarse
por las calles mestizas del alba en busca de una puta
improvisarle
versos
ensayarle un son
coléricos
del incienso bebedores de
versos cantadores del fandango
fumadores
de la yerba y sedientos de los toritos preparados para el festín
los vi
ojear las décimas retorcidas en su cabeza plasmarlas ante la tarima
con los
ojos desvelados sedientos de más fiesta
los vi
llegar al
alba
al alba que abrió sus piernas en una larga y trémula bienvenida
y al
amanecer vinieron a las banquetas a remangar un suspiro bañado de alcohol
purulento
harapiento
reposado
sobre su hombro
descubierto
absorbe
aroma de
fresnos
bebidas embriagantes
más
alcohol
gritaban sin control
más
música destrocemos esta tarima perpendicular
ahoguémonos
en este recinto de luna
aparquemos
nuestros sueños fuera del trance hipnoticemos su sedienta máquina bipolar y
vaguemos entre los cantos arcanos
oh
jaraneros de temporada
que
caminaron desde lejos que
viajaron de aventón desde muy lejos
que en el
camino trataron de obtener dinero fácil
que
debieron caminar desdoblando caminos
atendiendo al llamado de los requintos las leonas las jaranas del taconeo de
una bailadora-serpiente
mientras
tanto el toro prensado a su percusión percute tarima percute
percute
tarima percute
trémulo
crepúsculo ondea ya las lenguas de extenso diapasón forrado de cantos de
fraseos dañados por la cerveza
diapasón
que se mece
redoble
de alas en las mentes sostenidas en el mantra de la madrugada
suave
deslizamiento de mis neuronas
a la hora
del canto extensión del canto
a la hora
del diapasón sostenido por las cuerdas vocales
extensión
de las cuerdas vocales
suave
deslizamiento de tu vientre que nos purifica
en el
verdor de una mañana contenida en el río Madre Candelaria
en el
suave deslizamiento del río que parpadea aromas
flores
extensión de flores
diáfana
neurona
diafragma
de nebulosa
anti-tesis
milenaria
antílope
mandrágora
vespertina
mandrágora
del final
auxilio de
los amparados en el malecón
maricas
vestidos de flor sobre una tarima ondulada
volqueada
sobre su muslo
que
derramó cantos fósiles de la entelequia terrenal
cánticos
al pie de la aurora
fermento
de voces en espiral
no
disecadas no plasmadas
espiral
de voces ufanas
redimidas
a la hora en que la bailadora
nos
muestra sus muslos dislocados
a la hora
en que la tarima suena su otra forma
y nos
obsequia un relamido enfoque
a sus
largas piernas
piedad
piernas piedad piernas
piedad
para el que sufre
y llora
al lado del toro
que
derrama sangre sobre su obcecado costado
caballo
de súbita sangre
sangre
baña
sangre-vida
sangre-santo-grial-empedernido
sofocado
antes no-callado
bien relamido
por sus santos labios
muerte
espiritual dadora de vida al toro desparramado
envilecido
al atardecer
atravesado
carcomido
continúa
el baile y los travestis al otro lado
en el
malecón
celebran
la cruel batahola
pero acá
los requintos plasman nuestro acontecer
no-dormidos
oh mujeres arrastradas a su nido
el
armazón de corrida de toros
lamentándose
en el asesinato colectivo
en un arranque
de cólera demoníaca
enredada
en los cables del fulgor
diagnóstico
de perro aburrido
de toro
masacrado
atado a
las aguas
zapateadoras
con muslos de ángel en busca de sexo
los
alambrados y los cables
que
parecen ancestrales ya no tienen conexión
y la luz
le falta a los fandangos en el estrellato absoluto
oh pobres
empedernidos ojerosos y drogados
pasaron
la noche tocando el buscapiés
en la
obscuridad sobrenatural de Tlacotalpan
zapateando
sobre una tarima en las cúpulas de Tlacotalpan
contemplando
son jarocho hacia el final del fandango