28/2/12

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

Más vale Macho por conocido
que chango-macho por chango-león

 
I



La solución al enigma postulado por la precariedad de un realista impotente ante las interacciones humanas en este plano superficial, radica en que aunque uno elija la opción de buscarse a la más fea (y fea contextualizada en los reverendos cánones de belleza planteados por nuestra erudita y solemne sociedad), para evitar, desde luego, ser víctima de un contraste o enfrentamiento por faldas de por medio, el desenlace es, será, y siempre ha sido, estomacal, radical e imposible, porque con el simple hecho de auto-ostentarse al lado de una dama, cuya condición se identifica como extranjera, ésta está al alcance de los pecaminosos deseos de los chango-leones, puesto que el rudimentario apogeo de estos últimos se postula con su destilación de feromonas en dirección de las ya citadas jovencitas, sea cual sea su situación ante la realidad —el punto es que los chango-leones no sólo destilan feromonas en una dirección fija, sino en dirección de todo lo que tenga o se manifieste con faldas en un plano que difiere del plano acostumbrado, y de todo cuanto se mueva en un radio de mil o más kilómetros a su redonda, pues su especie fue dotada de una percepción muy y demasiado aguda.

Ya ni ejercen dominio las ganas de interactuar por el gusto de hacerlo. Los chango-leones se expresan en las ansias de obedecer al sadiano instinto de tener relaciones sexuales nomás porque sí, o por proyectarse en un ambiente en el que llevar de la mano a una güera, sea atractiva o no, les redime y eleva a un rango superior, en el que ser El Profeta del sexo les relega a la condición de un bonobo cualquiera, o remite directamente a la satisfacción de sentirse más que los demás, (mi rostro sarcástico expresa su inferioridad ante tales menesteres) pues el expresarnos en muchas mujeres nos da un estatus varonil.

Los bonobos, que cito, que viven en comunidades descritas por los científicos como la relevancia de nuestro génesis, pronuncian su afinidad entre ellos mediante el sexo. El saludo protocolario es definitivamente ofrecer sexo. Y definitivamente, válgase el pleonasmo, el sexo es el tópico de conversación, creación de lazos y comunicación entre los miembros de estas comunidades. Así que no nos admiremos de que el chango-león, en un futuro sea considerado por los científicos como el espejismo rudimentario de nuestra primitariedad, pues tampoco se define, ni justifica esta sectaria manera de expresarse en otras sociedades, aparcadas en la mentalidad de un estado de sumisión, o condicionadas a un plan Etéreo o Divino, y, por qué no, con otras personas, puesto que nuestra arbitrariedad radica en que cada quien ejerce su propia voluntad en el uso de la cama o los espacios seleccionados para dichas empresas.

Por más que intentemos separarnos de este mundo en el que el chango-león lleva a cabo la labor de seducir y adquirir el amor soñado, el que los alejará y sacará de este país, nuestras expectativas se reprimen con el simple hecho de sentirnos dioses en un mundo donde sí hay Dioses para el acto de seducir y adquirir un espacio propio para definirse: hombre, demasiado hombre.

La anterior premisa requiere un profundo planteamiento, porque a la par de los sindicatos para músicos o trabajadores sociales, que protegen la dignidad de los mismos, podríamos plantearnos la idea de inaugurar y crear sindicatos, que posean la capacidad de defender y abogar por escuálidos y debiluchos compatriotas —entre ellos este humilde bazarero—, que, ensimismados en su lucha por adquirir reconocimiento y lograr interacción en un sub-mundo elaborado por artífices contingentes contra los chango-leones, se enfrenta, en su diario acontecer, contra esta ecuestre realidad.

Por las observaciones de este torpe bazarero, que lleva a cabo por el placer de ofrecer una perspectiva de la realidad en los bares de San Cristóbal, podremos apreciar un desglose de situaciones a las que se tendrán que atener las futuras parejas, que suelen visitar San Cristóbal de las Casas, en donde, aunque la novia venga con novio, se expone a las interacciones radicales con los arquetipos salidos de un comic de personajes súper-heroicos, imitadores de regimientos mayas, espejo del etnocentrismo, que reducen la realidad a una mera sarta de definitivas vanidades, en el que el escenario se explota y explora mediante esta lucha de contrincantes dignos de una pelea de gallos; escenario en el que podríamos enfrentar a Sade contra la Religión, para de una vez reconciliarlos (y congeniarlos) con un precepto y pretexto básico, que sólo por ser básico no deja de ser filosófico: el apareamiento como medio ético para preservar la especie. Aunque la iniciativa difiera un poco de la realidad, no otorga condones.

27/2/12

A los ojos de mi musa

OJOS EXTRAÑOS






El silencio en que existes tú es tan delicado.
Como el aroma del pétalo agitado
que cortaste en el jardín de los besos.
Ojos misteriosos, mirada extraña.
Tus ojos se abren como capullos selectos
el día de la creación.

Teoría del origen según yo

El origen 




Tal vez el origen del universo no es otra cosa que el producto de un berrinche de novios y sin embargo nos hemos pasado la existencia tratando de dar con el clavo para explicarnos, con teorías científicas, dicho origen. Si mi teoría tiene éxito me volvería tan famoso como Newton, Darwin o Albert Einstein, y mi nombre reposaría en el santuario de los póstumos. Si no les convence, al menos no descarten la idea.



Los hombres dedicamos todo nuestro esfuerzo para lograr ganarnos el amor de una mujer, y mediante nuestras virtudes tratamos de apantallarlas y ganarnos su amor. Quizás Dios hizo lo mismo. Creó el universo para mostrarse ante su musa como el Ser que es: Supremo, Poderoso, Virtuoso. La musa, maravillada de tales proezas, regalaba a Dios esas miradas de asombro aptas para la ocasión, pero no estaba dentro de sus posibilidades corresponder al cariño de un Ser sumamente Amoroso, Bondadoso y Perfecto. Quizás porque se sentía, digamos, empalagada o intimidada ante un Poder y un Amor de significativa Magnitud. Decidió nomás porque sí, que lo correcto era buscarse un dios, no menos importante ni tan poderoso como el Dios Virtuoso y Divino, despejado en su mente, pero que sí se ajustara a su perfil. Y ante este panorama que se abría ante sus ojos, Dios reaccionó a la altura de un simple mortal encolerizado por las circunstancias e hizo el berrinche de novios. Y no le quedó de otra que crear al hombre a su imagen y semejanza para desquitarse a la mala, desaparecer y abandonar su creación, a la que dejó sujeta a la entropía y decadencia, mismas a las que estamos condenados por obligación.



Lo que aún no sabemos, ni mucho menos nos hemos planteado, es que podemos desquitarnos de la misma manera: hacer el berrinche y abandonar nuestras minúsculas creaciones que podrían estar a la altura de Dios, pues fuimos consolidados a su imagen y semejanza.








Huir y dejarnos sujetos a la incertidumbre, a mi parecer, fue una sutil elección.




22/2/12

La ausencia que dejaste en...


                                               I

La ausencia que dejaste en San Cristóbal está tan llena de ti
llena de mí llena de todo y sus dimensiones arquean monumentos
astrales que se alzaron durante la estadía de tus ojos sobre su lomo
se disuelven sus gritos en mi paciente brío en mi pecho flemático
y escucho sus quejas bajar las banquetas a altas horas de la noche
buscando un lugar para esconderse de la lluvia
y me empeño en saber si mi precariedad parece tan nihilista
o arrebata el insomnio a los carentes de sueño
pero nadie responde a mis caprichos

                                               II
¿tu ausencia es presencia o aparición?
¿etéreo ser que palpita o fantasma tatuado en los contornos de mis ojos?

salgo a caminar sigo el rastro de tus pasos de tu sonrisa elevada al silencio de las nubes
a esa potestad de ser una ciudad poblada      de sol de sombras de tu presencia de tu ausencia
litoral de un enclave que adormece y mese sus hilos en las vueltas que das mientras avanzas

y siento que tus brazos aún se mueven con la ligereza con que palpaste mi rostro
que persisten en su eje en algún lugar escondido
y al lado de mi cuerpo reside un cuerpo tan diminuto y tan lleno del calor que anestesia y envuelve
                                   y me devuelve a esas noches de primavera entre tus piernas
                                   pay de cereza que no empalaga
                                   desgaja mi lengua poco a poco
                                   mas no empalaga, se filtra a mis venas
                                   y muero por sentirme en toda tu piel
                                   me abate la sed de néctar que tengo de ti
                                   y aún te tengo noticias

afuera la planta dejó de respirar y ya intentamos revivirla,
se apoderó de su núcleo el inflamado verano que se anuncia
a las puertas de una calma que ya no pudimos contemplar
¿será que tu fantasma, el que ronda aún tus pasos
en esta casa vacía, continúa su travesía en silencio?

tú, emblema de ojos en los que aún suelo mirarme
me abrazo a tu aroma con ese aletargamiento de no saber y saber
de no querer saber y de querer saberlo todo
de saciar con un suspiro todas mis emociones
que desenvolviste
como el dulce que te di anoche

me agobian estas ganas de querer salir a las calles
y gritar tu nombre para ver si tu sombra
da rastros de vida
de preguntarle a tus pasos si aún sigues ahí
si aún te mueves
si sigues aquí, en el regazo de una ciudad perfumada
de tu dimensión, sobre tu eje de otros sonidos, de otros bosquejos

                                               III
te digo que saldré a buscar un control remoto, pausar el tiempo
para quedarnos aquí suspendidos entre remolinos
en una cama también llena de ti


20/2/12

Movimiento musical en San Cristóbal de las Casas

Divergencias, planos y opiniones






San Cristóbal de las Casas, Chiapas, aparentemente hoy en día es una ciudad nutrida y beneficiada culturalmente y se nota porque el año pasado le entró con ganas el director de educación, cultura y recreación, a la difusión cultural. Los eventos musicales y artísticos se volvieron una especie de carta de recomendación a los foráneos, y con ello nos dimos cuenta de que San Cristóbal definitivamente es capaz de una apertura opcional para las expresiones artísticas, y que el estigma de conflictos pasados no ha rezagado del todo su espíritu creativo.

Lejos de pensar en un movimiento beneficiado por una simple autoridad cultural, asumimos que existen foros definidos en los que se llevan a cabo labores artísticas dignas de referir, pues el apogeo de San Cristóbal de las Casas finalmente radica en la participación colectiva de una comunidad creada por artistas dispuestos a alimentar el mismo movimiento, en que músicos, poetas, pintores, rotan de acá para allá en su continuo quehacer.

Sin embargo, al mismo tiempo nos muestra una cara ambigua que delata a ese otro san Cristóbal inmerso en sus luchas psicológicas, histéricas e incluso, a veces, prehistóricas, precarias y territoriales (para el lector ajeno a estas tierras, aclaro que los territorios de combate son dos andadores turísticos, en los cuales, la inmensa pugna entre personajes de un bando y otro se canaliza mediante la eterna disputa por un lugarcito para llevar a cabo el abnegado folklor de subsistencia cotidiana, —este bazarero ha sido testigo de crueles situaciones en las que a veces se ha visto involucrado, pero denunció en su momento y quisiera citar un ejemplo de estas pugnas: hay policías que no permiten siquiera una nota en el aire, puesto que su mal humor y síndrome de inferioridad, les genera una histeria que da miedo). Un San Cristóbal que podría concursar con otras ciudades en materia de arte fecal: la farándula y el espectáculo, y que podría discutirse un galardón o un premio del tamaño de un Óscar, gracias a la intensidad indiscutible con la que sostiene su mérito por las nuevas tendencias al ego, que nos muestran la fachada de un pueblo contemporáneo y tal vez sucedáneo, al que le interesa descubrirnos un rostro en silencio, envilecido por su contumaz protagonismo protocolario, reducido a sus dos andadores, que funcionan como pasarelas cartesianas a cuyo entorno gira el universo de San Cristóbal de las Casas. Aquí, ante estas multitudes subordinadas al panegírico obligado, reside el ego por excelencia. Y es sorprendente la ruta que ha tomado su evolución: la fragmentación, (hace un par de años, un bajista cuyo nombre no quiero recordar, me invitaba a ser testigo de: El concierto del “Mejor Grupo” de San Cristóbal de las Casas, y a tan tamaña vanidad me vi forzado a refutarle en su cara que todo dependía de quien lo viera, pues si su premisa requería planteamiento podríamos citar a Maná como el Mejor Grupo de México).

Valdría la pena detenerse un poco para profundizar la observación de los andadores. Cuando, hace seis años, puse por primera vez un pie en San Cristóbal de las Casas, sólo existía un andador y Real de Guadalupe era simplemente una calle común y corriente como otras, cuyo atractivo se justificaba con los mismos puestos de ropa y artesanía indígena que hasta la fecha persisten, pero la calle no era un artículo de primera necesidad.

En frente de la Casa del Pan se encontraban Los Talleres, una suerte de bar pero de aspecto bohemio, en el cual se llevaban a cabo conciertos, exposiciones, talleres y otros eventos culturales. Los conciertos representaban la total hermandad que existía entre los músicos en aquel entonces. Esto permitía comunicación y comunidad.

Por alguna vaga razón, cuando esta calle adquirió el título de Andador, una extraña energía poderosamente maléfica absorbió el ambiente sereno y mágico, y a su vez un reinado de terror y vampirismo se instaló en estas dos zonas que parecen acordonar la mente de los que aquí moramos, puesto que detrás de estos horizontes no hay nada.

La existencia de estas pasarelas redime de alguna manera a los locatarios, pero reduce nuestro campo de visión condicionado a una masturbación mental en la que el turismo y el comercio se fusionan para un bien común, puesto que el resto de este pueblo es lo desconocido, a donde la odisea cristobalesca sería de carácter histórica y radicaría en adentrarse o aventurarse a estos paisajes ignotos sin un instructivo a la mano que nos explique cómo hay que abordar dichos sectores.



Algún pesimista exacerbado me hacía la observación, retrógrada y trillada de que: en todos lados pasa lo mismo. Entonces ¿no hay de otra que atenernos al pusilánime y conocido folklor de asumir nuestra impotencia y resignarnos a la etiqueta que nos concierne o han elegido para nosotros? La cuestión es que si en todos lados pasa lo mismo, entonces lo mismo da ir o venir de un lado a otro, puesto que a donde quiera que vayamos, nuestro estigma, que condiciona nuestras acciones, sólo demostrará que aquí o allá, o en cualquier parte, nuestro destino está ligado a la misma putrefacción a la que nos hemos acostumbrado pero a la que no queremos renunciar porque se nos ha hecho un estilo de vida apegado a nuestros actos. Si esta histeria no termina, sólo seguiremos alimentando otra histeria cuya extensión sería colectiva, y se arraiga día con día a las pasarelas a donde la vida no vale nada.