15/3/12

Pregón

Pregón
  
                                           I
vi a los mejores repentistas y jaraneros de mi generación
seducidos por el canto matinal de Santiago Tuxtla
seducidos por el crisol nocturno de una luna
estacionada en las nebulosas radiaciones de las flores en Xalapa
dialécticas absorbencias que la menguada constelación de centuriones
confederó tras su subordinada borrachera
locos abandonados a la locura de arrastrarse
en las crípticas calles para pedir limosna
y comprarse una botella de caña
en Mahuixtlán

oh, ahogados en sus dolorosos lomos trajinados
meados y adormecidos listos para materializar notas
indagadores del toro la yerba y los licores católicos
expertos de la simbiosis musical a la hora prometida
la hora que viene en busca de nosotros
acicalada noctámbula como gangrena malparida
como sortilegio dolido sobre nuestras pestañas

empañados histéricos vomitados
empeñados en el fandango empeñados en la lujuria de la jarana                                  
                                                                             ¡pregona!
melifluo                 cartesiano                       bordón de requinto emblemático

los vi ejercer su melodía retorcer épicamente un bordón
arrastrarse por las calles mestizas del alba en busca de una puta
improvisarle versos                  ensayarle un son
coléricos del incienso      bebedores de versos       cantadores del fandango
fumadores de la yerba y sedientos de los toritos preparados para el festín

los vi ojear las décimas retorcidas en su cabeza plasmarlas ante la tarima
con los ojos desvelados sedientos de más fiesta
los vi llegar al alba                             al alba que abrió sus piernas en una larga y trémula bienvenida
y al amanecer vinieron a las banquetas a remangar un suspiro bañado de alcohol
purulento                                                                                harapiento
reposado sobre su hombro descubierto                                   absorbe
aroma de fresnos                               bebidas embriagantes
más alcohol                    gritaban sin control
más música destrocemos esta tarima perpendicular
ahoguémonos en este recinto de luna
aparquemos nuestros sueños fuera del trance hipnoticemos su sedienta máquina bipolar y vaguemos entre los cantos arcanos





oh jaraneros de temporada
que caminaron desde lejos            que viajaron de aventón desde muy lejos
que en el camino trataron de obtener dinero fácil
que debieron caminar desdoblando  caminos                  atendiendo al llamado de los requintos las leonas las jaranas del taconeo de una bailadora-serpiente                 
mientras tanto el toro prensado a su percusión percute tarima percute
percute tarima percute

trémulo crepúsculo ondea ya las lenguas de extenso diapasón forrado de cantos de fraseos dañados por la cerveza
diapasón que se mece
redoble de alas en las mentes sostenidas en el mantra de la madrugada
suave deslizamiento de mis neuronas
a la hora del canto extensión del canto
a la hora del diapasón sostenido por las cuerdas vocales
extensión de las cuerdas vocales
suave deslizamiento de tu vientre que nos purifica
en el verdor de una mañana contenida en el río Madre Candelaria
en el suave deslizamiento del río que parpadea aromas
flores extensión de flores
diáfana neurona
diafragma de nebulosa
anti-tesis milenaria
antílope
mandrágora vespertina
mandrágora del final
auxilio de los amparados en el malecón
maricas vestidos de flor sobre una tarima ondulada
volqueada sobre su muslo
que derramó cantos fósiles de la entelequia terrenal
cánticos al pie de la aurora
fermento de voces en espiral
no disecadas no plasmadas
espiral de voces ufanas
redimidas a la hora en que la bailadora
nos muestra sus muslos dislocados
a la hora en que la tarima suena su otra forma
y nos obsequia un relamido enfoque
a sus largas piernas
piedad piernas piedad piernas
piedad para el que sufre
y llora al lado del toro
que derrama sangre sobre su obcecado costado
caballo de súbita sangre
sangre baña
sangre-vida
sangre-santo-grial-empedernido
sofocado antes no-callado
bien relamido por sus santos labios
muerte espiritual dadora de vida al toro desparramado
envilecido al atardecer
atravesado
carcomido

continúa el baile y los travestis al otro lado
en el malecón
celebran la cruel batahola
pero acá los requintos plasman nuestro acontecer
no-dormidos oh mujeres arrastradas a su nido
el armazón de corrida de toros
lamentándose en el asesinato colectivo
en un arranque de cólera demoníaca
enredada en los cables del fulgor
diagnóstico de perro aburrido
de toro masacrado
atado a las aguas 
zapateadoras con muslos de ángel en busca de sexo
los alambrados y los cables
que parecen ancestrales ya no tienen conexión
y la luz le falta a los fandangos en el estrellato absoluto
oh pobres empedernidos ojerosos y drogados
pasaron la noche tocando el buscapiés
en la obscuridad sobrenatural de Tlacotalpan
zapateando sobre una tarima en las cúpulas de Tlacotalpan
contemplando son jarocho hacia el final del fandango





Poemas que guindan sueltos


alguien vino e incrustó pantallas en las torres de luz,
se bifurcó la visión de aureolas
se bifurcó en la polaroid

desde aquí contemplo la ciudad
bañada de luces

en su ataque contra el alba,
los gallos cacaraquean su ardua infección,
¿inflexión?
escucho la
levedad de sus advertencias lujuriosas
su incesto tatuado

todo se bifurca en una sucesión de colores
gallinas petrificadas y bombas de gancho

4/3/12

Mis poemas sintieron mi ser

Mis poemas sintieron su ser



Là où ca sent la merde

ca sent l’être.

Antonin Artaud. La recherche de la fécalité





y mis poemas sintieron su ser
su adrenalina
al final de una borrachera
después del escalofrío por la mañana
un viernes santo
o jueves
no recuerdo

 


froté mis manos
y mis poemas sintieron su ser
en lo profundo del mismo ser
en lo profundo del alma

en donde
surge la línea
se siente el sentido
se ejecuta la sinfonía
blando blanda blando blanda
suciedad pragmática
su origen


no vuelvas a pedirme un poema
cuando carezca de papel de baño
no te pongas romántica cuando ande de borracho
y mis lágrimas no pueda esparcir en tus ojos
carezco de indulto, me pongo melancohólico
no sólo nostálgico, me carcome la duda en esos momentos
y me es imposible retroceder a los instintos voraces

a este fauno lo detienen tus manos
lo consumen tus feromonas
se entrega a todas horas
lame desperdicios y se doblega ante tus cabellos
en noches frías o de solsticio

no, sólo no vuelvas a pedirme un poema
cuando me encuentres borracho

hoy por la mañana me levanté crudo
y dando piruetas logré llegar al baño
ni te diste cuenta
no estabas cuando te necesitaba
me limpié el culo con la servilleta
donde te escribí un poema
no tan significativo como tus labios
no tan importante como tus pestañas
que lo engendraron
con la aspereza con que
se entregan tus pezones

no tan lindo como tus ojos
que me detuvieron
cuando estuve a punto de terminarlo
pero cumplió su cometido

jamás me den su número
dirección o algún mensaje
en una servilleta
a veces, cuando no tengo papel de baño
suele pasar lo otro
el derrame de su soledad
en el cuerno de la abundancia del mismísimo ser


grabe consecuencia

El hueco

El hueco

Esto, todo esto, Dios mío,
no me quejo, pero no es
como lo soñamos.
Hugo Gutiérrez Vega. Apuntes de mayo

1
salir 
casi a la fuerza 
y posarse ante 
los luminosos residuos
que va dejando 
el trayecto del sol
a la hora de la siega


con una voz vacilante,
casi autodidacta,
nombrar 
los atardeceres
sin siquiera saber sus nombres
—y aunque los supiéramos
ni uno mismo los entiende—,


contar sólo con la firmeza 
de las manos 
para enfrentarnos 
a esta lucha imaginaria
de cada día;
desatar la hecatombe 
la sutil revancha 
la encolerizada pamplonada
que arrasa con nuestras lágrimas
y fingir con la voz entrecortada
una sonrisa dolorosa antes llena de vida

2

¿qué infringida necedad abastecerá nuestra cólera?
¿qué sonrisa perforará nuestros pálidos rostros
vacíos por la intemperie que avasalla contra nosotros?
¿qué le depara a nuestra empedernida danza
ahora que convocamos nuestra angustia cercenada?

he arqueado farolas bajo el oscuro tajo de la yerba buena
dicen que es buena para los dolores de estómago,
he cantado y escrito, nada tiene sentido
¿nos derrotará el día aunque sepamos que se aleja
bajo el oscuro tajo bipolar de esta patética ciudad?

se están secando los inciensos allá en el otro cuarto
desde aquí escucho sus crujidos inclementes
los huesos se me presentan tumefactos, ardientes
sin el aliento que los impulsa a soplar 

los aeroplanos se hunden en el invierno de las nubes
nada abastecerá este segundo de inanición
en el que el alma convalece unida a la tierra
en el que los quejidos del putrefacto foco
entierra las cenizas del sueño, que parece otro 
al cerrar los ojos, y al apretarlos con los párpados,
a punto de sofocarlos, les hacemos daño

3                                     

¿volverá a caber luz dentro del hueco de mis manos?
¿habrá un soplo de aliento en estas brasas
que son los huesos debiluchos
o será inevitable su doloroso final?
nada es suficiente, querido mundo, para asestarle un nocáut
a los berrinches del niño abandonado, ni siquiera los restos
de esta mañana ya enterrada junto con sus significados

al llegar la tarde abriré mis brazos y celebraré su victoria:
la muerte proclamará su triunfo sobre el hueco
y la vida humildemente aceptará su derrota.




© Todos los Derechos Reservados.

28/2/12

Don Tauro y sus Pupilos

Don Tauro y sus pupilos:
claves para descifrar esta puesta en escena





“La especie humana lo exagera todo:

a sus héroes, a sus enemigos, su importancia.”

Charles Bukowski





Octavio Limón a mi parecer es un ingenioso actor multifacético, cuyas puestas en escena nos permiten observar que, con simples elementos, uno es capaz de crear una historia. Desde “Días de tele” nos ha dejado entrever todo un desván de ideas contundentes que reflejan su postura ante esta realidad, pues cada puesta en escena que nos regala, suele trabajarlas con sutileza para despertarnos el interés por el género. Entre risas y oportunos comentarios durante sus obras, el público respira un ambiente impregnado de sarcasmo, pero lacónicamente justificado. Así, en Don Tauro y sus pupilos, obra que nos muestra a un Octavio desenvuelto en los escenarios, aborda la temática que hasta ahora ha generado suspenso, sobre todo a quienes se dejan apantallar con el advenimiento de las profecías mayas este dos mil doce, y que hasta ahora han sido el pilar de la economía para los predicadores.



Para hablar de esta puesta en escena, viene al caso tomar prestada una frase de Charles Bukowsky, pues lejos de abordar la temática del dos mil doce como un evento trascendental, Octavio Limón nos reafirma lo ya citado por este último autor.



Con diálogos expositivos nos comparte su crítica a la realidad por la que estamos pasando, pues no se puede ignorar la guerra en México. Y si hay un dos mil doce en el que el fin del mundo estará presente como algo sustancial, habrá que analizar nuestra situación para darnos cuenta de que no hay castigo mejor justificado: nuestra realidad. El abandonarnos a promesas divinas no resolverá nada. Mucho menos el elevar plegarias o volvernos adeptos de una cofradía: oscuros guardianes de preceptos espirituales, con el afán de salvar nuestra alma, sin embargo la salvación de este planeta está en nuestras manos.



En Don Tauro y sus pupilos, nos plantea la parodia del personaje al estilo Anacleto Morones de Juan Rulfo, y nos hace pensar en leyendas pueblerinas que suelen girar en torno a un mito materializado por la voz del pueblo, pues hay la tendencia a personificar a los héroes o guías como las presencias divinas aquí en la tierra. Don Tauro tiene la palabra, es dueño Del Verbo, y su glamour radica en el poder que le han dado sus pupilos quienes creen incuestionablemente en la palabra de su maestro, el guía espiritual que nos habla del dos mil doce con un toque maquiavélico y jocoso. Con Don Tauro y sus pupilos está claro el mensaje: no hay por qué embobarse con maniqueístas chantajistas, charlatanes y redentores, puesto que no necesitamos líderes en nuestras vidas.



Con gran ingenio y un lenguaje conciso y directo, el autor de “La caja de cordero y otras historias” le asesta un nocáut con sutil gancho a los charlatanes y románticos advenentistas de las profecías, por cierto desvirtuadas, de los antiguos mayas. Con esta puesta en escena Octavio aporta, al ambiente cultural de San Cristóbal de las Casas, su granito de arena.