16/10/12

Fragmento del poema: Epitafio a un alma solitaria




Epitafio a un alma solitaria 
(Fragmento)
                                                    a la memoria de mi padre
don Jesús Hernández Velasco
            I
Contemplo las vigilias del mar.
Las edificaciones que se hicieron
en el vuelo de los pájaros. 
La crueldad nos descompuso,
¿Cómo lo hizo?
No lo sé.
Las ciudades ríen a carcajadas
mientras miro el cuadro de un gato.
No encuentro el sentido.

Puente, si te das cuenta las almas
están intranquilas,
ya no hablan de su pasado
¿tienen cubre bocas?

15/10/12

Fragmento



Fragmento de otro poema del libro: Dormido en mi sensación. 
 
 
                 VII
Esquinas de cada lado
bicicleta recargada en el poste
semáforo radioactivo inclemente
sismo onomatopeya circular
origen secular del niño diluido
cuerpo tendido bajo las llantas
aroma del solsticio aparente
esquinas de cada lado
esquinas de cada lado
por momentos veo tu sonrisa
y en realidad no sé en dónde estás
por momentos te contemplo
cuando corres
y me asombro
me asombra tu capacidad
libertad libre de ti
pareces perseguida por un espejismo
quiere revolcarte, poseerte,
como si no supiera que en ti no existe
el arraigo a espacios superficiales
mas parece que las olas te llevan de paseo
me preguntan los ciegos
si realmente pasa esto:
—no lo sé. 
Los gatos no sueñan
sólo se divierten 
y entonces te pregunto si hay otro sueño
que ronde tras de ti
y sólo respondes:
—no lo sé, realmente no lo sé. 

Fragmento de un poema del libro: Dormido en mi sensación



 Fragmento: un poema de mi libro Dormido en mi sensación.
                  
IV
Sólo piérdete en el tiempo del caos
para poder caminar en el orden cósmico.
Había perdido mi vista en el desierto del consumismo
y ahora encontré salida a este túnel de muertos. 
Flauta, piérdeme en el culo de la iguana
sólo una vez más, quiero ver el sol
(hace tiempo que ya no miro
las olas solares)
Me baño de miedo
me desbordo
nunca he conocido
la trayectoria
del bosque. 
Planta de calor,
soledad, pared,
espinas, encías,
brincos, iguana,
león del sol,
brisa cronológica,
lluvia en el pasto,
casa de agua,
y todo...
Me pregunto si algún día
podrás salir de la ventana.

1/10/12

Los funerales de septiembre o las enseñanzas de doña Amy Cathouse



Los funerales de septiembre
o las enseñanzas de doña Amy Cathouse
(la ancianidad de las promesas)

A Amy Cathouse le gusta jugar con fuego, muy a pesar de que le gusta la mejor parte, según ella: quemarse. Hace una semana huyó de casa, y no le bastó con dejarnos con el Jesús en la boca, sino que aparte gozó con nuestro sufrimiento durante una semana, ¿qué hizo y a dónde fue? Sólo Dios sabe. Sin embargo volvió muy ufana y ufanosa, celebrando su ausencia con el orgullo de ser una Gata muy a  la mexicana, que se jacta de formar parte de una Nación que creció al brillo de un sol ensangrentado, sometido al crisol de una madrugada derivada de sus aconteceres, y, abandonada a la frigidez de un tiempo, que anuncia el advenimiento del apocalipsis, anadea de tal manera que parecieran no importarle los acontecimientos relevantes del país. Pero su desgracia no se resume en unas cuantas palabras, va más allá. A donde los límites de la mente no pueden surcar por doquier con libertad. Una libertad basada en un contrato social entre los humanos. Ni siquiera a la altura de los pájaros: especies cuya condición le causa envidia a esta gata aburrida de su gatitud.
         Su incredulidad se debe al nefasto proceso político al que recurre la humanidad, pues para sus capacidades gatunas que se reducen a simples maullidos, querendosos jugueteos y jocosos ronroneos, es difícil entender por qué nos comportamos como nos comportamos. Para su sapiencia animal, las posibilidades de subsistencia franquean las probabilidades y el azar. Lejos de adaptarnos a un espacio, tiempo y demás atmósferas, nuestra adaptación ahora forma parte del folklor citadino que nos obliga a pertenecer a una sociedad, y no a ser parte de ésta. Para un gato, entender nuestra incrédula manera de enfrentar la vida diaria, es un tanto para morirse de risa. Hemos etiquetado todo: nuestra comida, nuestra ropa, nuestra realidad, nuestro proceder, manías, personalidad, etc., suficiente teoría para una gata menesterosa, que ama las parrandas sobre los tejados de San Cristóbal de las Casas.
         Los problemas existenciales que la aquejan, es que a partir de la reforma laboral va a tener que aminorar sus viajes solitarios, porque ahora está en peligro de extinción nuestro presupuesto anual. Y no es para menos, ahora tiene que pensar en los problemas que se desglosan de este inconveniente, puesto que reduciremos lo habitual de comida, y tendremos que sacarla a pasear atada a una cuerda en busca de los restaurantes en barrios de mala muerte para obtener un pedazo de pan para saborear los malos tiempos y recordar los mejores como se deben recordar: con una sonrisa tajante que nos recuerde, también, que estamos en el camino y que siempre adelante.
         La vida común y corriente de Amy Cathouse se reduce en dos palabras: disfrutar y dormir, mientras se soba sus patas y desliza su lengua por su espalda, miro sus ademanes y me recuerdan un poco de humanidad. Me miran sin preguntarme: ¿qué vamos a comer mañana? Sólo puedo repetir una y otra vez: no se preocupen, todo va a estar bien.

28/9/12

tócame las espaldas




tócame las espaldas
siente cómo tiemblo,
siente el frío de este espacio,
siente mi temblor en ti
que es así como me sufren
los panales. 

tiempos antiguos
viven quemándome,
callándome 

por eso, ayúdame a dormir,
ayúdame a romper
con el mundo
que traigo acuestas
del ayer. 

mira a través de mis ojos:
tus suspiros me tiran
como los panales me tiemblan
en las espaldas desgastadas.

así tirado como estoy
sólo mis pájaros se alzan
y aquí quedo condenado
vertiéndome en la sábana
acurrucado en el sondeo
de la hoja sin nombre. 
                    
                    como quisiera enfrentarme...
                    pero así tirado como estoy                   

                    ni siquiera la risa de mi esfera
                    podrá levantarme.