con
restos de desasosiego
me
incorporo al retazo
de
silencios aferrados
a esta
estancia donde
la
soledad persiste
a pesar
de los ánimos
el fantasma,
fruto del
augurio de tu alma,
se
instala en las muelas
en los
suaves murmullos
de las
cosas vacías de ti
y un leve estremecimiento
con olor
a tu cuello
de
textura suave como tus nalgas
sale a
flote entre adjetivos
domesticados
a causa
de lanzarlos
sin
respuesta
a la
sordina de tu boca
que hace
su ronda
entre
paredes calladas
y no cae
en la cuenta
de que ya
no estás
al otro lado de mi cama
se
revuelve un jardín de frambuesas
el ligero viento que se cola
por una
ventana abierta a ti
galopa
inútilmente en descenso a tus hélices
imprimiendo
la intemperie desatada
en esta
soledad comprimida y
habitada
por el persistente cenit del alba
que
custodia tu presencia
como un
perro guardián
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