aquella noche fue mi noche
de adicciones compactas
de propulsiones encontradas
y eyaculaciones comprimidas
durante la ausencia del mundo
te encontrabas ahí, creada y nacida
en la afluencia de afecciones mutuas
y con el ferviente atrevimiento
escudriñé, escudriñé hasta
encontrar a propulsión tu pulso;
tu obligo que batallaba en un sismo
y tus vellos que entre tus piernas
y lleno de gozo
escurría su sudor afelpado,
dirigible de extensa adrenalina.
entre manzanas
pude interceptar tu lengua
y tras un emblemático forcejeo
te entregué mi advenimiento
forrado de incienso,
aromatizado por tus senos,
por la ingle de tu boca,
y entre tu sabor que da cosquillas
pensé que el mundo seguiría dormido
que no importa a cuántos decibelios
viajen nuestros orgasmos culminados
en una noche de acuarela,
que no importa a cuánta distancia
nos encontremos de lo exacto,
el mundo seguirá dormido
en la noche en que los amantes
se atragantan de los gajos
de sus naranjas prohibidas,
no importa cuánto giman los voraces
amantes de las noches de luces,
aquella fue y seguirá siendo
nuestra noche.
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