25/3/12

Poemas sueltos

las veladoras se extinguen
simétrico cuadrado de luz
    incorporo el mandala
olvidé la historia
de la evolución

no podré trasmitirla a los niños

había elegido la comedia
para trasmitir
lo que la lengua oral trasmite
aún hay signos que descifrar
en la noche arada, trompetas
pálida tristeza de la niña ciega
que juega en su hamaca

mandala, quizás jamás entenderé
por qué el ciego se queda mudo
ante todo lo que ve
por eso evito salir en busca
de personas que me crean
que el cielo es azul

21/3/12

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA



¿Son los chango-leones
una especie de profetas exiliados
de la sociedad?

I
Había una vez un chango-león que conocía de memoria los libros de Carlos Castañeda y que, en su abigarrado intento por salvar a la humanidad, solía contarnos historias sobre el advenimiento precoz de las profecías mayas, que, por cierto, a menudo confundía con extractos de las profecías de Nostradamus o el Apocalipsis. Su acervo literario era tan enigmático, pero ingenuo, que al citarnos frases enteras de algún autor, se percataba uno de su exageración al tergiversar y confundirlas con sus propias interpretaciones de la realidad. Al ir a las fuentes, la sorpresa era mínima. Uno descubría su ingenuidad a la hora de la verdad, pues solía inventar historias para enloquecer, atraer y fanatizar a las mujeres.

II
En sus recorridos a Palenque mistificaba a granel cuanto se moviera. Tomaba muy en serio su papel; terminaba uno temiendo más a su diabólica esquizofrenia que a cualquier profecía elocuente, que explicara detenidamente un hecho trascendental y decisivo. Así como este chango-león (que por cierto no es chiapaneco —explicación sostenida sólo para contextualizar la ironía), los hay quienes con sus maleficentes intrigas quieren abarcar la atención errada de las güeritas, ingenuas y deseosas por conocer la realidad paradigmática del mexicano en cuanto a sus orígenes (o aborígenes; para el caso es lo mismo).

III
¡Muchachillas! ¡Muchachillos!: no hay de otra, los chango-leones son la presencia consecutiva de los hipo-historio-mistificadores por excelencia, o dicho en otras palabras: de los Sofistas de nuestra era.
IV
Para ironizar el cuadro lo ilustraré con una de las tantas anécdotas, narradas por email (y a manera de confidente), a este azaroso y torpe bazarero, (una sonrisa sarcástica permea mi semblante al tiempo en que mi gato rasguña con efusiva alteridad mis delicadas piernas, deshechas por la postura permanente, en la que establezco mi precariedad ante esta laptop inservible a mis menesteres dionisiacos).
En cierta ocasión, en una de las tantas odiseas del ligue de un compa (por no decir chango-león), explicaba cómo tres mujeres, que oscilaban con desacierto en el escenario prescrito, fueron sujetas a soportar el aturdido aburrimiento, que se deriva de la elocuencia de un personaje mistificador, en donde el sujeto A piensa que el sujeto B (el mistificador, chango-león, o lo que sea) pierde el tiempo hablando de filosofía a las chicas. El sujeto A decide, entonces, arremeter de lleno con lo que le truje, y sin vacilar se lleva a la cama a una de las güeras, para que el sujeto B se dé cuenta de su valor y capacidad.
El sujeto B, receloso, embiste la situación con el mejor de sus discursos, para lo cual las otras dos mujeres ponen una cara que plantea: ¿a qué hora pasamos a la acción?
El sujeto A me presume que, según su vasta experiencia, él es “El Mejor” porque no necesita de filosofía ni de palabrerías para ligarse a quien quiera, pues la filosofía resulta tediosa para las mujeres. Lo pongo al corriente: el sujeto B no sabe nada de filosofía, lo único que hace es repetir hasta el cansancio un discurso repetitivo e insubstancial que tergiversa las profecías de los mayas, pero que a muchas seduce. Sin embargo, para entender la cultura maya requerimos de un acervo antropológico, arqueológico, filosófico, histórico, religioso, literario, etc., y, en efecto, hay mujeres (y “hombres”) que no entienden nada de filosofía, y a las que les aburren las ciencias, pero lo explica el hecho de que no están en esa frecuencia (tampoco existe un deber en cuanto a), lo cual es aceptable si en nuestra intención no prevalece el querer impresionarlas con nuestros fútiles discursos.
 Sin embargo, existe la sincronización de la filosofía-sexo, que logró el Marqués de Sade, (ante mi discurso el sujeto A mantiene un rostro de perplejidad), pero esa no es razón para inmutarse. La historia de México (cambio el discurso) es enigmática e interesante, y urge replantearla. Sobre todo en estos tiempos inciertos. Pero qué va uno a aburrir a las güeras con peroratas que les parecen utópicas e innecesarias cuando nuestra responsabilidad ante la realidad entra en cuestión, y ni el mismo chango-león, por mucho que sea un enigmático portador de la verdad o quiera tomar el papel de profeta, es incapaz de cuestionar.

V
Hay mujeres, como hay hombres, con quienes podemos sostener una charla amena y enriquecedora, (y recalco, las primeras no difieren de las segundas mencionadas, puesto que la misma existencia justifica el estar aquí; a menos que nos sintamos póstumos o hiperbóreos). Y a estas últimas es raro encontrarlas en un bar. Es necesario acudir a otras fuentes: bibliotecas, cafés, exposiciones, eventos culturales, recomendaciones de algún amigo, etc., aunque en realidad mis suposiciones difieran un poco de la realidad. Conozco mujeres que van a los bares, y cuya personalidad destila luz e inteligencia, con quienes he sostenido charlas amenas y me han dejado impresionado, sin importar si estas charlas sean intelectuales o no, pues su final último no depende de un medio: la filosofía o las pláticas intelectuales.
El simple hecho de platicar con una mujer reconforta el alma. Pues en ellas, en ustedes, redescubrimos el por qué estamos aquí, y nuestra vida es un homenaje a ustedes: mujeres.


Conclusión

Con un rostro vacío y lleno de envidia (quizás por mis imposibilidades de lograr un acercamiento precario a las mujeres), admiro los desenlaces postulados por las interacciones nocturnas. No hay de qué arrepentirse cuando la dirección que toma este mundo es el mejor. Ayer, 19 de marzo (mis manos tiemblan ante la posibilidad de una primavera rencorosa), de nueva cuenta el epicentro de un temblor fue el DF. ¿Estamos a un paso de las profecías esperadas? No nos queda de otra: abolamos nuestras diferencias y comencemos una nueva Era basada en el amor. Tanto mujeres como hombres necesitamos una oportunidad.
         Lejos de creer en las profecías chango-leonescas, creo que nuestra mente habrá de decidir el destino que algunos seguimos escribiendo, pero otros dejaron planteado.
         ¿Son los chango-leones el prototipo del profeta rezagado en el pasado? Aún no lo sabemos. Pero sé que nosotros, lejos de ser un prototipo selectivo de la naturaleza, tenemos la capacidad de embellecer este mundo y terminar con las guerras, si queremos.

19/3/12

Instrucciones para encontrar al amor de su VISA


Instrucciones para encontrar al amor de su VISA

La desesperación es mala consejera:
aprender el ligue es cuestión de rudimentaria pedagogía

Amy: entiendo que algunas personas
buscan compañeros en lugares de reunión
social tales como bares o tabernas
¿Has intentado en un bar o una taberna?
Leonard: no, no voy a ir a buscar una mujer
en un bar.
Sheldon: sabia decisión. Verás Amy,
el éxito en un bar está basado en los atributos
clásicos de un hombre, como altura, fuerza
atractivo, la habilidad de aguantar licor y
lanzar dardos por separado o a la vez.
Leonard no tiene ninguno de estos atributos
¿Verdad Leonard?
Leonard: cierto.
Amy: no es cierto, no en todas las barras.
Barras de jugo, por ejemplo.
The big bang theory


Dejarnos llevar por una prematura desesperación de querer encontrar al amor de la VISA (o en su defecto, el amor de la vida) cueste lo que cueste, requiere planteamiento y observación a gran medida. Pero sobre todo concentración y trabajo meditativo, puesto que, ante las imposiciones ridículas de estereotipos idealizados por muchas mujeres, los terrenos de combate sólo son mera abstracción, pues para endebles conquistadores, que no contamos con los atributos suficientes para lograr un ligue efectivo, es simplemente cuestión de perspectiva y nada más.
         El aprendizaje que podemos adquirir de la Teoría del Big Bang es razonable y entendible, puesto que para poder encontrar a la pareja ideal es necesario abolir los terrenos en los que sabemos que no somos los machos dominantes. Aunque la validez de una tesis de este orden presume que al acercamos a un bar con la intención de encontrar al verdadero amor, nos veremos en la necesidad de competir y tratar de agradar más que los que ya tienen las experiencias y se consideran viejos lobos de mar.
         El verdadero amor reside en otra parte, lejos de las intermitencias generadas en los bares, puesto que en un terreno en el que las jaurías se emulan a sí mismas, la realización de nuestro ideal se manifestará como ilusorio, lo que me recuerda que en Loco por Mary, Ben Stiller nos ilustra con indubitable pedagogía esta cómica situación, que a ojos de un experto parecerá vana y sin sentido. El personaje nos sugiere que antes de ir a una cita deberíamos programarnos una previa masturbación para que al estar frente a una mujer, nuestra mente esté más activa y concentrada en su acometido: ligar, puesto que generalmente las feromonas pueden delatar nuestras oscuras intenciones y echar a perder el fin último que nos compete. En este sentido, el chango-león se ha adaptado tanto a su fauna que le es posible lograr calmar sus feromonas al punto de pasar desapercibido por las chicas en cuestión.


No hay mejor explicación que bosqueje de manera objetiva el ambiente al que se va a enfrentar un debilucho e inexperto pretendiente, que el que se genera en un bar, pues generalmente quienes buscamos una relación estable y perdurable, sobre todo, se extrae del superlativo dimensional en un bar.
Y concluye Amy de la siguiente manera: desde una base neurobiológica, Leonard, quizás estás solo porque tu estado psicológico está causando una peste basada en feromonas de desesperación.

17/3/12

Poemas sueltos

Me estoy muriendo


Las siguientes son, quizás,
 las últimas palabras
de un alma que convalece ante mis ojos
y me pide le tienda una mano. Me es
imposible: se aleja y llora y pide
más alcohol. Bebe y no es capaz de disfrutarlo.
Espero haber sido fiel a su cruel destino
escrito con sus propias palabras.
De mi amigo
imaginario: el borracho.

         I
me estoy muriendo
me estoy muriendo

¡que me estoy muriendo
de una enfermedad llamada amor!
y me quiero curar
para continuar bebiendo
alcohol

si me lo preguntan
(y aunque no me lo pregunten):
no es lo mismo
beber alcohol
sobrio de amor
que embriagado
de amor
y considero esta
razón suficiente
para querer continuar
mi vida
libre de todo amor infalible
o cualquier sentimiento superfluo
que actúe con alevosía
y ventaja sobre una víctima
descalcificada y errabunda

porque
contener pensamientos,
sentimientos, o coléricos reproches
de un alma sedienta de perdón, sedienta
de horror, de perforación o desolación (también)
es imposible
en serio
y al que haya temido a sus instintos
que me entienda y que por favor
me tienda la mano

esta es mi última petición:
no quiero morir de amor
                  
II
obligado a mis pensamientos
que me suprimen el ser…
simplemente:
existir en otro
no es lo mismo
que existir en mí
sin nadie
sin necesidad
de palpar un cuerpo
difícil de entender…

de lo único que me estoy muriendo
es de amor ¡maldita sea!
dejen de hacerme chequeos inútiles
no estoy dispuesto a pagar
diagnósticos irreverentes
groseros y ofensivos
a un alma que sabe lo que padece
¡me estoy muriendo de amor!
y si alguien tiene la cura
que me la dé
pues dicen los doctores que
el sesenta por ciento de sus acreedores
suele morir en estas circunstancias
y no quiero contribuir a las estadísticas
de un licenciado cuya licencia es curar

¿hablarle a Dios? a estas alturas
no habrá remolinos que me impidan
retroceder,
al paso en que voy
duraré si dura el infierno
que tampoco me soporta
por ser tan resentido


         Epílogo a manera de epitafio

sólo… sólo
deseo una borrachera feliz, perpetua

más perpetua que el mismo amor
¿se puede?

16/3/12

¡Pregón!

Pregón
                            II

cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cercena la melodía y la vuelca hacia sus lados ecuatoriales
mancilla su roedora franela de canto vespertino

ya las musas dejan sus zapatos, es hora de abandonar la tarima
dejarla descansar en el brío de una sedienta mañana
pulverizada por sus raíces maquiavélicas
continúa la fiesta, el festín que reconcilia a las almas
botadas al río —un atardecer se desvanece en mis ojeras—
veo la sensación de los músicos temibles y abrazados
a su diagonal contemplación
ese instante en el que los ojos desorbitados parecen irse lejos
de donde se encuentra la música, y palpo el instante de la agonía,
del nacimiento perpetuo en el balance de los párpados

nada revolcará nuestra danza de ojos porque orbitan aún en el fandango
sólo esta musa de sueños que se desprende de nuestras ideas
estamos de acuerdo y celebramos nuestro trance revolcados en el suelo
los músicos se empeñan porque nada detendrá nuestro canto
la mulata mañana nos abre las alas y su esplendor nos regocijará
cual ánfora de piedras de río sobre nuestro lomo descubierto
le debemos nuestras notas
le debemos nuestros zapatos
le debemos el sol que avanza
sobre nuestras cabezas acompasadas
nada detendrá el fandango
ni siquiera el toro masacrado
los únicos toros que conozco son de cacahuate, guanábana y coco
también hay jugo de piña, recibe el escarmiento
la muchedumbre celebra masacrando al toro
los toros que nos temen                    su temor se dibuja en nuestros ojos
brillan ante la masacre-masacre pudor alma y eternidad
sus ojos lloran ante el salvaje

botellas de estiércol
botellas de silicón
ya su cuerpo ni lo siente           el silicón me atrofió los pensamientos (dicen)
ya sus vísceras se retuercen bloqueadas dormidas retorcidas
y la adrenalina permea los senderos de su corazón agitado
carcomido por especímenes de diarrea trajinada
qué eternidad nos diste para sentirnos dueños de tu universo
qué contienda deberá seguir el hombre vuelto hacia su salvajismo
ante los ojos de un toro al que no le explicaron su situación
su devaluada retirada ¡toro-toro! ¡rumiar, rumiar! es lo menos que le permiten

cuando llegue la aurora desplomemos nuestra alabanza al creador
de esta realidad virtual de esta otra realidad virtual agazapada
desmembrada en el fragmento de nuestra ley obsoleta
cuando la aurora llegue no me mires de espaldas ante ella
su alma boreal se manifiesta en el cielo de su río
y los requintos ni han ido hacia su perfecta alabanza
comienza con un fraseo críptico o un fraseo de rebeldía
todo o nada
la gente está alegre
le daremos de comer
sólo necesitan acción más acción en el espectáculo
¿necesitan un mundo fuera?
¿nos verán llegar al alba?

son tan hermosos, tan humanos,
a veces los confundo con dioses
¿o son ellos los que Me confunden con humanos?
¿desperdician su inestable razón?
abraza la madera siéntete parte de esta difteria
la peste, si la ves de cerca, parece otra junto a tus manos
los gusanos vendrán a este aposento
Toros y Carne
nada más reconfortante que comenzar una semana
ligada a mis auras, ligada a mis cantos vespertinos

me afianzaré a tus reglas y detendré mi canto
no estoy de acuerdo contigo
los requintos nacen de nuevo, las musas suben a su tarima y la palpan con los pies casi deshechos por la epidemia pero mostramos luz y eso es lo que importa, nada tiene sentido ni lo tendrá, somos músicos ante la cruel noche de los símbolos

no esperes el alba sobre tus hombros descubiertos pues te daré una aurora bajo tus pestañas prensadas al astro que se apaga
no esperes la aurora ni siquiera cuando estés a punto de verla pues te daré una noche apocalíptica sin rastros cotejables
no esperes nada de mí pues estoy a punto de embarcarme en la odisea de mis días y no podré mirarte cuando zarpe en otras lunas
no esperes incienso ni crepúsculos tónicos pues palparé tus mejillas siempre y cuando me inspiren calor y canto
no esperes nada de mí, soy una cripta enterrada en los recuerdos de otros tiempos olvidados, ni siquiera los recuerdo
no esperes un aventón de mi parte, soy el que pide aventón al lado de las carreteras en espera de un aventón de tu parte

¡callen!
¡callen!
¡ya viene!
¡ya viene!
el alba nace en las manos
se escurre como pergamino
alba sedienta de nuestras notas
nadie la tocará

quédense quietos y palpen con las voces
el núcleo de su órbita

¡saludo al alba que viene
montada en sutil carruaje!
¿y el viento que la detiene,
cortejo es de suave encaje?