16/3/12

¡Pregón!

Pregón
                            II

cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cuando el alba nos alcance apaga el requinto
cercena la melodía y la vuelca hacia sus lados ecuatoriales
mancilla su roedora franela de canto vespertino

ya las musas dejan sus zapatos, es hora de abandonar la tarima
dejarla descansar en el brío de una sedienta mañana
pulverizada por sus raíces maquiavélicas
continúa la fiesta, el festín que reconcilia a las almas
botadas al río —un atardecer se desvanece en mis ojeras—
veo la sensación de los músicos temibles y abrazados
a su diagonal contemplación
ese instante en el que los ojos desorbitados parecen irse lejos
de donde se encuentra la música, y palpo el instante de la agonía,
del nacimiento perpetuo en el balance de los párpados

nada revolcará nuestra danza de ojos porque orbitan aún en el fandango
sólo esta musa de sueños que se desprende de nuestras ideas
estamos de acuerdo y celebramos nuestro trance revolcados en el suelo
los músicos se empeñan porque nada detendrá nuestro canto
la mulata mañana nos abre las alas y su esplendor nos regocijará
cual ánfora de piedras de río sobre nuestro lomo descubierto
le debemos nuestras notas
le debemos nuestros zapatos
le debemos el sol que avanza
sobre nuestras cabezas acompasadas
nada detendrá el fandango
ni siquiera el toro masacrado
los únicos toros que conozco son de cacahuate, guanábana y coco
también hay jugo de piña, recibe el escarmiento
la muchedumbre celebra masacrando al toro
los toros que nos temen                    su temor se dibuja en nuestros ojos
brillan ante la masacre-masacre pudor alma y eternidad
sus ojos lloran ante el salvaje

botellas de estiércol
botellas de silicón
ya su cuerpo ni lo siente           el silicón me atrofió los pensamientos (dicen)
ya sus vísceras se retuercen bloqueadas dormidas retorcidas
y la adrenalina permea los senderos de su corazón agitado
carcomido por especímenes de diarrea trajinada
qué eternidad nos diste para sentirnos dueños de tu universo
qué contienda deberá seguir el hombre vuelto hacia su salvajismo
ante los ojos de un toro al que no le explicaron su situación
su devaluada retirada ¡toro-toro! ¡rumiar, rumiar! es lo menos que le permiten

cuando llegue la aurora desplomemos nuestra alabanza al creador
de esta realidad virtual de esta otra realidad virtual agazapada
desmembrada en el fragmento de nuestra ley obsoleta
cuando la aurora llegue no me mires de espaldas ante ella
su alma boreal se manifiesta en el cielo de su río
y los requintos ni han ido hacia su perfecta alabanza
comienza con un fraseo críptico o un fraseo de rebeldía
todo o nada
la gente está alegre
le daremos de comer
sólo necesitan acción más acción en el espectáculo
¿necesitan un mundo fuera?
¿nos verán llegar al alba?

son tan hermosos, tan humanos,
a veces los confundo con dioses
¿o son ellos los que Me confunden con humanos?
¿desperdician su inestable razón?
abraza la madera siéntete parte de esta difteria
la peste, si la ves de cerca, parece otra junto a tus manos
los gusanos vendrán a este aposento
Toros y Carne
nada más reconfortante que comenzar una semana
ligada a mis auras, ligada a mis cantos vespertinos

me afianzaré a tus reglas y detendré mi canto
no estoy de acuerdo contigo
los requintos nacen de nuevo, las musas suben a su tarima y la palpan con los pies casi deshechos por la epidemia pero mostramos luz y eso es lo que importa, nada tiene sentido ni lo tendrá, somos músicos ante la cruel noche de los símbolos

no esperes el alba sobre tus hombros descubiertos pues te daré una aurora bajo tus pestañas prensadas al astro que se apaga
no esperes la aurora ni siquiera cuando estés a punto de verla pues te daré una noche apocalíptica sin rastros cotejables
no esperes nada de mí pues estoy a punto de embarcarme en la odisea de mis días y no podré mirarte cuando zarpe en otras lunas
no esperes incienso ni crepúsculos tónicos pues palparé tus mejillas siempre y cuando me inspiren calor y canto
no esperes nada de mí, soy una cripta enterrada en los recuerdos de otros tiempos olvidados, ni siquiera los recuerdo
no esperes un aventón de mi parte, soy el que pide aventón al lado de las carreteras en espera de un aventón de tu parte

¡callen!
¡callen!
¡ya viene!
¡ya viene!
el alba nace en las manos
se escurre como pergamino
alba sedienta de nuestras notas
nadie la tocará

quédense quietos y palpen con las voces
el núcleo de su órbita

¡saludo al alba que viene
montada en sutil carruaje!
¿y el viento que la detiene,
cortejo es de suave encaje?

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