28/7/12

Mis décimas


Sin darle tanta importancia
al brío de lo imprevisto
surco sombras sin ser visto,
con holgura o discrepancia.
Entre absurdos y distancias,
que la vida ha de tener,
contemplo el atardecer
rojo, teñido de emblemas
verde, tejido de flemas
en su diario acontecer

Insistencia


Pequeño tratado de cosas 2
Insistencia
Marco Antonio Hernández Valdés
16-oct-04
El “muy sonado” tema sobre los elefantes rosados ha desatado una controversia entre algunos de los llamados Defensores de la vida animal y los coleccionistas de animales exóticos. Diversas manifestaciones han salido a la luz. Marchas bajo el título “En defensa del ser viviente”, han tenido lugar en lugares estratégicos del Estado.
            No sólo el tema de los elefantes rosados mueve a los jóvenes ante una realidad muerta. El paso de un meteorito es un hecho que ha consternado a muchos. Tanto los testigos de Jehová como los creyentes en el testimonio Bíblico (como verdad universal) han sembrado el pánico en los que viven su vida, exentos de todo temor.
            Luna Méndez es una estudiante de antropología preocupada por la realidad en que vivimos. La siguiente entrevista tiene por objeto conocer su opinión.
Marco Antonio Hernández: ¡Quiubo Luna! Te robo unos minutos para hacerte la entrevista.
Luna Méndez: Hola, pues a ver. Tengo clase. Dispongo de quince minutos.
MHV: Bueno, aprovechando que estudias antropología y que estás llevando una materia que se titula Mentalidades y Representaciones, ¿podrías hablarme sobre esta materia a rasgos  generales?
LM: Claro... pues es en esta clase nos dan una perspectiva cómo la mentalidad está en relación con una representación de los pueblos, y su postura ante la realidad en la que viven. Este profesor que da la clase es bien chido, y te explica todo a manera de que entiendas perfectamente la realidad en la que vivimos. Además te encarga ensayos sobre lecturas que vamos haciendo sobre la marcha.
MHV: Y ¿Qué piensas acerca de los coleccionistas que encierran a los elefantes rosados? ¿Cuál crees que sería la reacción de la gente ante la existencia de un animal de esta magnitud?
LM : Bueno, yo pienso que no deberían de abusar de estos pobres animales... A los que deberían exponer en público, y tras las rejas, es a los coleccionistas y toda esa bola de burócratas que intentan disfrazar la realidad con chupa-cabras cualquier otra mamada... Y creo, para empezar, que habría una locura colectiva, y esto acarrearía a la gente a un suicidio colectivo. Tú sabes perfectamente que la realidad en la que vivimos se rige por paradigmas, y un elefante rosado desafía los límites de la cordura. Sin lugar a dudas, se desataría un caos.
MHV: ¿Pero, has estado en alguna de estas manifestaciones para dar fe de tu convicción?
LM: Te voy a ser sincera, sólo fui a una y lo demás lo he estado siguiendo por boletines que nos reparten los ecologistas. Hay gente muy preocupada que está metida hasta el fondo en este manifiesto. Inclusive conozco a una de “las cabezas”. Muchos se han retirado porque dicen haber recibido amenazas por teléfono de gente extraña.
            El movimiento se mantiene como antes, no se le ha dado tanta difusión como se esperaba. No se siente el apoyo de la gente. Hay muchos disparates y entre los mismos integrantes hay desacuerdo. Algunos sostienen que el elefante, traído del África, debe permanecer en poder de zoológicos ecologistas (¿Te das cuenta? Le llaman zoológico, han sido tan trágicos que ni se preocuparon en cambiarle nombre a estas prisiones y el problema sigue siendo el mismo). Y hay quienes sostienen que el elefante debe desaparecer porque vivo es más peligroso que muerto, y otros que haya que respetar la vida porque creen que la ley del karma es la respuesta en el mundo.
MHV: ¿No crees que sería bueno que eduquemos a la gente para que sea más consciente de las cosas que están pasando en el mundo y así evitarse tantas calamidades? Y quiero enfatizar en el verbo educar. Me refiero a recrear los mitos. La verdadera guerra está en las calles, están lejanas a ti. Y, de ante mano, sabemos que la gente está educada. La otra pregunta es, ¿por quién?
LM: Si wuey, la gente está bien ciega. ¡No mames! La crisis, por la que pasa el mexicano, está cabrona. Siempre agachamos la cabeza y nos dejamos mangonear por una bola de pinches vivales. Y suena interesante esa idea de recrear los mitos; ¿podrías explicarme un poco más?
MHV: Son divagaciones mías. Me refiero a engendrar una realidad con extractos de sueños. Como un sueño colectivo por el que todos pasemos.
LM: Quieres decir que estamos soñando...
MHV: Pues que la gente no es sensible a los cambios que estamos sufriendo como humanidad. Nos hemos resistido a desaparecer. ¡Cuántas especies ya se han extinguido y sin embargo, nosotros (extracto temporal de la extensión  humana), a pesar de todas las guerras, el hambre, las alteraciones que se manifiestan en nuestra realidad --podría mencionar un sin fin de eventualidades que se han suscitado en el mundo exterior (porque para los espectadores, los que estamos delante del televisor, aquel lugar donde se están sucediendo todas esas atrocidades, no es más que un mundo exterior y lejano del nuestro que se limita al control de televisión)--, nosotros, a pesar de todo lo mencionado, nos hemos resistido y hemos logrado conservar la especie, con muchos colores pero con un sólo nombre: la humanidad!
            Cuando el meteorito iba a pasar junto a la tierra, hubimos quienes pensamos que era el fin del mundo. Pero ¿No crees que, al igual que en el terremoto del ochenta y cinco, todos nos hubiéramos podido unir; salir a las azoteas o reunirnos en los parques para comenzar a soplar y soplar para sacar al meteoro de la órbita terrenal?
LM: Sí, tienes razón. Miles de personas salieron a combatir durante el terremoto. Combatían contra el enemigo más peligroso. El enemigo de los enajenados con el poder de la civilización: la madre naturaleza. Sólo eventos como el de las víctimas de un sismo, las víctimas del hambre, las víctimas de inundaciones han logrado conmover el corazón de ciertas personas. Otras se resisten a estos hechos, como tú dices: ya sea por la televisión, por los negocios... Para ellos representa una pérdida de tiempo el trabajar para mejorar este mundo que está marchando por otro lado. Hace días vi una película... ¿no sé si has visto Fahrenheit? Pues esta película trata sobre la guerra de Bush. No cabe duda que esta civilización sólo tiene un rostro: la vanidad.
La sensibilidad de la gente ha sido tocada por momentos de crisis. Esos momentos en los que no sabes contra quién disputarte para obtener tu libertad. Simplemente te unes al mundo para un bien común. En antropología vemos todo ese tipo de cosas... Las reacciones de los hombres ligados a los posibles comportamientos de cada región nos dan una idea de lo que me estás hablando.

Pequeño tratado de Cosas


Pequeño tratado de cosas:
14-oct-2004
Marco Antonio Hernández Valdés

El poenauta[1]: es notable su interés por hacer que yo exteriorice mi opinión acerca de los elefantes rosados y su lógico rechazo en los zoológicos de las ciudades. Yo creo que hasta ahora sólo se ha subestimado a la gente, puesto que estamos locos en diferentes grados. Es decir, si la locura no rigiera el mundo, de locos, y subrayo la frase, seguiríamos vivos. Digamos que este mundo en el que vivimos está descompuesto. Ahora, pregunta a quién le gusta vivir entre la porquería... si consentimos embarrarnos de caca los zapatos; si consentimos los abusos, la corrupción: me pregunto qué es lo que realmente impide a los encargados de un zoológico enfrentarse a un animal de tal magnitud: porque admitámoslo, un elefante rosado podría provocar locura; o peor aún, la propiciaría, que para el caso es lo mismo. Debería de haber una materia que se llame Principios para abordar la locura. Así la gente estaría mejor preparada para este tipo asombros. (En ese momento calló, estuvo a punto de decir algo que al parecer olvidó).
Marco Antonio Hernández: Bueno. Magnífica tu opinión acerca de los elefantes, pero lo que me atrae a ti es mi interés en publicar una entrevista, en primera, y en segunda conocer un poco más sobre tu obra escrita. ¿Cuál sería tu punto de partida? ¿Qué escritores influyen en ti para inspirar tu obra?
P: pues creo que todo comenzó en un monstruo. En sí es un experimento. Un tratado de todo lo que es mi contemporáneo. Esas partículas que hacen el mundo; que lo crean con una salvaje parábola en la que está envuelta toda la existencia humana. Los árboles, las hormigas, el heno, el cielo... podría pasarme toda la noche mencionando esas partículas que son particularidades (aún no sé si efímeras o eternas) envolventes y de mucha importancia en mi obra poética. Sea la prosa o la poesía; en este caso no creo que las formas sean relevantes en la creación artística.
            El primer libro que leí fue uno de terror (siempre busqué un equilibrio entre terror-ficción y realidad, es decir, entre las maravillas que la imaginación propone como posibilidades (ficción) y los modelos de los que parte el poeta; en este caso, la realidad concreta). El libro se llama El Resplandor, libros que logra confundirte entre lo que es la realidad y la ficción. La historia es tan simple, pero Stephen King depura  el tema de una manera extraordinaria. Hace poco me topé con Ernesto Sabato y su trilogía que comienza con: El túnel, continúa con Sobre héroes y tumbas (donde da a conocer su cruel informe sobre ciegos) y cuya historia la cierra con un libro fascinante, endemoniado (si es que este adjetivo expresa la potencialidad de la capacidad creadora), Abaddón el exterminador (el autor tantea el extremo; entra en duda la literatura: ¿Dónde comienza la realidad y en qué punto deja de serlo para convertirse en ficción? Este libro inspira terror por la constante revelación de sus personajes). Y después de leerlo no creo que la verdadera belleza escrita consista en la complejidad de los temas, sino en la espontaneidad del escritor y de cuán capaz sea ante este flujo (que después de haberlo despertado es impredecible a los ojos mismos del creador) para dominarlo y no dejar que lo domine a él.
MAH: Sin lugar a dudas en alguna de tus obras se manifiesta el espíritu de, como tú los llamas, estos monstruos. ¿Podrías hablarnos de alguna de ellas?
P: Por su puesto... sólo quiero que quede claro que la influencia en sí es una inspiración: he leído diversos géneros y en la diversidad está el conflicto. Escribo porque me siento solo, la soledad es una máscara. Digamos que me siento un payaso que esconde su soledad... sin embargo, la soledad es un castillo en las nubes. No me gusta compartirla con nadie, y esto permite: me sienta relajado cuando los demás están a mi lado, sin que ellos sepan que siento un alejamiento de mi ser para con ellos; mi espíritu no está en convivencia con algún grupo. Huyo a la gente, tengo pánico... Es un pánico extraño. No me siento seguro de la realidad en la que vivo... detesto que me miren cuando camino en la calle. Pero me relaja sentir que no me miran a mí, que miran a un payaso que comete equivocaciones. En los momentos cruciales es cuando tanteo la realidad... involucro a la demás gente en un juego que sólo me concierne a mí jugarlo. Pero esta vida es como una comedia que consiste en tres actos: la creación o el origen, el movimiento que nos ata al tiempo y el regreso al origen. Todo se me presenta absurdo en la vida; es decir, nacer y morir como dos contrarios. Por eso comienza uno por embellecer el mundo que nos rodea, de modificarlo... y al finalizar la obra, el creador de la belleza universal será quien califique nuestras obras de manera alternativa. Si bien la vida me parece absurda, es porque hay quien nace para atarse a una existencia monótona; es ese quien está dispuesto a atenerse a la Rutina. Quienes logran escapar del tedio provocado en las ciudades han liberado sus almas de esta sumisión... Mi mayor obra, luego, es mi propia vida. Si fuese pintor expondría sólo marcos en caballetes. Sólo soy un poeta que, sin embargo, sólo se protege de la vida...
MAH: Muchos te critican, dicen que eres un falso y que tu obra es sólo una llamarada de atención, un momento de ocio, que interpretas como lucidez. ¿Cuál es tu postura ante tus críticos?
P: ¡Verás! Me da gueva pensar qué responderles: digamos que al externar su crítica ponen en evidencia su incapacidad de crear. Tradúcela, si quieres, como envidia. No me hago responsable de sus sueños. Pasemos a cosas más importantes.
MAH: ¿De dónde proviene el nombre de Mimario? ¿Qué te motivo a escribirlo y qué relación hay entre el nombre y el contenido?
P: Aunque no tenga importancia anotar el momento de mi primer revelación, diré que comencé a escribir a los trece años (paradójico), y de esta serie de escritos he logrado rescatar unos que pertenecen a 1996. Independientemente a todo, me gusta el año. Fue una etapa extraña. No estoy seguro de qué me motivaba a existir. Pero debió ser algo importante porque de esta época surgieron ideas buenas. Y Mimario viene de Mimo que es un personaje que todos conocen y en mi opinión, en contraste con el payaso, es un ser que tiene un misterio deducible a simple vista. El teatro en el que actúa es la vida y es capaz de enfrentarse a ella de una manera artística. La obra se traduciría como un tratado de las artes mímicas: donde pretendo explorar a partir de fórmulas que expresan literalmente la lógica de los movimientos, una serie de eventos que se suscitan en la vida real. Es decir, cada frase está dicha para ser representada en la mímica. He elaborado una especie de auto-ensayo que puede servir como una breve introducción a esta obra. El auto-ensayo se titula: Ajuste poético, que puede servir como prematuro al libro.
MAH: Me dio mucho gusto saludarte...
P: Sí, no hay problema. Ya puedes retirarte...



[1]La entrevista comienza aquí, después de varias anotaciones hechas a partir de comentarios incoherentes exteriorizados por el poenauta. La entrevista duró promedio de ocho horas; lapso progresivo en lo que el poenauta volvía de un desdoblamiento.

25/7/12

Te reconozco en el olor de tu cabello




te reconozco en el olor de tu cabello
en los centímetros de la agitación dactilar
que requiero para recorrerlo y perderme
entre el tumulto de tus olas
salpican corales
                                               cobija estrellas
vente conmigo a caminar el paseo de la luna
duele sentirse un humano desolado en las dunas del silencio
tus pasos son la compañía que requieren los abandonados
para sentirse parte de un mundo narcótico

durante el canto de tu alma nuestros ojos se extravían
crecen y florecen en cantos
no necesito decir cuánto porque ya lo sabes
tus ojos recrean el paraíso, recrean el mito, el día de la creación divina
tu ombligo es la gravitación de mi corazón que tiembla
ante tu mirada
abasteces al fauno que dialoga consigo mismo en su voraz
contubernio contra sus delirios que lo someten a un juego
cansado de jugar pero intenta jugar
 se me escurren las ideas
y por eso canto y exalto el brillo que nace en tus pupilas
y ahí se quedan platicando con tus pequeños labios de jazmín
tus labios que saben a manzana y a frutas de sabor a primavera

en mi pecho se instaló el invierno que sabe a rancio sin tu risa
a través del cristal tu figura debe pasearse sin volver su mirada

con mis manos emprendo la retirada a tu otra mirada

al mirar tus ojos parecen estacionarse en alguna Atlántida perdida
y no basta con el meloso jugueteo de mi voz para devolverte a esta parcela,
tus ojos son la compañía luminosa de los míos
y abastecen de agua mis charcos vacíos: tu voz canta bajo la luna llena
tus párpados, dos anillos que engarzan a tus ojos bajo sus miradas
tus labios, pequeños, meditabundos o sonrientes, platican en voz baja
tus manos, dos arcos de luz y tu cabellos el espejismo de la lluvia de estrellas
en marzo, cuando las cascadas del viento se precipitan en su calma
el amor nace junto con la magia que lo envuelve en su regazo
y la primavera nos descubre bajo nuevos cantos, capullos de tu voz


17/7/12

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Los problemas existenciales
 de mi abigarrada gata

Amy Cathouse, mi gata, dice que si no hubiera de otra y tuviera que elegir a otra especie como optativa para aparearse, optaría por un conejo por todas las ventajas que de esta elección se pudieran sacar partido: sexual, económica y socialmente; aunque el único beneficiado económicamente sería yo. No me extraña que mi gata quiera sacrificar sus veleidades sexuales por una causa noble, en estas circunstancias otra salida sería inútil, el país está condenado a sufrir el martirio de martirios y la situación es de por sí deprimente, bastante para lo que un gato puede soportar emocionalmente.  

Si existiese la remota posibilidad de obtener un híbrido de un gato y un conejo, ella se apuntaría para formar parte de dicho experimento. A estas alturas de la vida política en México, otra cosa sería imperdonable. Su total pesimismo (y su sentido de humanidad) surgió a partir del fraude electoral previamente anunciado. Según su criterio el fraude no es otra cosa que el resultado de un absurdo reality show al que el mexicano promedio dio tanta importancia gracias a la televisión, que sirvió de molde perfecto para tan maquiavélico plan, cuya idea no es otra cosa que el producto de una mente totalmente destructiva. Se anota un nocáut el retrógrado sistema al que pertenecemos.

Por otro lado, a Amy le producen nostalgia y una extraña añoranza las películas de antaño, y sobre todo las que tienen un tinte de crítica social. Lo cual le origina más pesimismo, sobre todo ahora en su nueva apariencia de gata diurna, quizás porque le hemos negado las gotas de alcohol o el consumo de otras drogas subversivas, pues su anterior vida no pudo ser menos que una vida plena de placeres mundanos, que la dejaron como la dejaron: un animal indefenso al que los recuerdos gratos del sabor a bebidas embriagantes sólo forman parte de un vil recuerdo rezagado en su pasado.
         A todo esto, la Ley de Herodes le produce un sentimiento abnegado a sus razonamientos. No puede creer que sesenta años atrás, el país fue víctima de la misma faramalla. Le provoca asombro la consecuente tragedia que se repite sin mostrar rasgos de ineficacia; es decir, que parece ser que los mismos eventos que azoraron al país hace sesenta años se sigan repitiendo hasta el cansancio sin producir un mal sabor de boca en los mexicanos. Hubo movilización, sí, pero parece que se apaga poco a poco en este túnel a donde van a dar todos los intentos de cambiar el rumbo del país, aunque en el fondo, el mexicano indignado por los aconteceres se volvió contestatario. Parece una pesadilla de la que nunca vamos a despertar, piensa Amy. Lo malo, es que ella está condenada a presenciar la misma decadencia durante sus próximas siete vidas. Por eso optó por sacrificarse en ver si al menos sirve de algo su pobre vida, obtener el híbrido de un gato y un conejo: el gatonejo.