15/10/12

Fragmento de un poema del libro: Dormido en mi sensación



 Fragmento: un poema de mi libro Dormido en mi sensación.
                  
IV
Sólo piérdete en el tiempo del caos
para poder caminar en el orden cósmico.
Había perdido mi vista en el desierto del consumismo
y ahora encontré salida a este túnel de muertos. 
Flauta, piérdeme en el culo de la iguana
sólo una vez más, quiero ver el sol
(hace tiempo que ya no miro
las olas solares)
Me baño de miedo
me desbordo
nunca he conocido
la trayectoria
del bosque. 
Planta de calor,
soledad, pared,
espinas, encías,
brincos, iguana,
león del sol,
brisa cronológica,
lluvia en el pasto,
casa de agua,
y todo...
Me pregunto si algún día
podrás salir de la ventana.

1/10/12

Los funerales de septiembre o las enseñanzas de doña Amy Cathouse



Los funerales de septiembre
o las enseñanzas de doña Amy Cathouse
(la ancianidad de las promesas)

A Amy Cathouse le gusta jugar con fuego, muy a pesar de que le gusta la mejor parte, según ella: quemarse. Hace una semana huyó de casa, y no le bastó con dejarnos con el Jesús en la boca, sino que aparte gozó con nuestro sufrimiento durante una semana, ¿qué hizo y a dónde fue? Sólo Dios sabe. Sin embargo volvió muy ufana y ufanosa, celebrando su ausencia con el orgullo de ser una Gata muy a  la mexicana, que se jacta de formar parte de una Nación que creció al brillo de un sol ensangrentado, sometido al crisol de una madrugada derivada de sus aconteceres, y, abandonada a la frigidez de un tiempo, que anuncia el advenimiento del apocalipsis, anadea de tal manera que parecieran no importarle los acontecimientos relevantes del país. Pero su desgracia no se resume en unas cuantas palabras, va más allá. A donde los límites de la mente no pueden surcar por doquier con libertad. Una libertad basada en un contrato social entre los humanos. Ni siquiera a la altura de los pájaros: especies cuya condición le causa envidia a esta gata aburrida de su gatitud.
         Su incredulidad se debe al nefasto proceso político al que recurre la humanidad, pues para sus capacidades gatunas que se reducen a simples maullidos, querendosos jugueteos y jocosos ronroneos, es difícil entender por qué nos comportamos como nos comportamos. Para su sapiencia animal, las posibilidades de subsistencia franquean las probabilidades y el azar. Lejos de adaptarnos a un espacio, tiempo y demás atmósferas, nuestra adaptación ahora forma parte del folklor citadino que nos obliga a pertenecer a una sociedad, y no a ser parte de ésta. Para un gato, entender nuestra incrédula manera de enfrentar la vida diaria, es un tanto para morirse de risa. Hemos etiquetado todo: nuestra comida, nuestra ropa, nuestra realidad, nuestro proceder, manías, personalidad, etc., suficiente teoría para una gata menesterosa, que ama las parrandas sobre los tejados de San Cristóbal de las Casas.
         Los problemas existenciales que la aquejan, es que a partir de la reforma laboral va a tener que aminorar sus viajes solitarios, porque ahora está en peligro de extinción nuestro presupuesto anual. Y no es para menos, ahora tiene que pensar en los problemas que se desglosan de este inconveniente, puesto que reduciremos lo habitual de comida, y tendremos que sacarla a pasear atada a una cuerda en busca de los restaurantes en barrios de mala muerte para obtener un pedazo de pan para saborear los malos tiempos y recordar los mejores como se deben recordar: con una sonrisa tajante que nos recuerde, también, que estamos en el camino y que siempre adelante.
         La vida común y corriente de Amy Cathouse se reduce en dos palabras: disfrutar y dormir, mientras se soba sus patas y desliza su lengua por su espalda, miro sus ademanes y me recuerdan un poco de humanidad. Me miran sin preguntarme: ¿qué vamos a comer mañana? Sólo puedo repetir una y otra vez: no se preocupen, todo va a estar bien.

28/9/12

tócame las espaldas




tócame las espaldas
siente cómo tiemblo,
siente el frío de este espacio,
siente mi temblor en ti
que es así como me sufren
los panales. 

tiempos antiguos
viven quemándome,
callándome 

por eso, ayúdame a dormir,
ayúdame a romper
con el mundo
que traigo acuestas
del ayer. 

mira a través de mis ojos:
tus suspiros me tiran
como los panales me tiemblan
en las espaldas desgastadas.

así tirado como estoy
sólo mis pájaros se alzan
y aquí quedo condenado
vertiéndome en la sábana
acurrucado en el sondeo
de la hoja sin nombre. 
                    
                    como quisiera enfrentarme...
                    pero así tirado como estoy                   

                    ni siquiera la risa de mi esfera
                    podrá levantarme. 


17/9/12

Sólo hay agua





Sólo hay agua,
agua en tus manos... como espiral
agua en tus senos que florecieron
entre mis manos.
Mis ojos se partieron en dos
una parte eres tú y el otro yo,
una es tu sal; el otro, mi piel,
una es tu mar; el otro, mi pene. 
El río se deformó
y la espuma se envolvió en las piedras,
el mar quiso desamarrar mis sueños
pero tu agua me mojó. 
Como si todo fuera ojos
partidos, cristalizados o nublados

voy, cambio de rumbo
ahora me dirijo a tu santuario.
Quiero sonreír mientras te dibujo
en las láminas de mi sueño.
Espejo florido, avísame de los abismos.
No quiero doblarme ante tu fragilidad.
Ojo silencioso, ella está aquí.
No puedo seguir viendo al silencio
cuando sé que nunca ha estado allí. 
En tu piel
que estés bien
que estés bien
que estés bien. 


12/9/12

Listos para el grito



Más que lista para el grito este dieciséis, Amy Cathouse posa para las cámaras en su letargo total para estos días, pues no nos debe sorprender que los acontecimientos que hoy azoran a nuestro país, son motivos suficientes para echar un vistazo a nuestra historia y a algunas lecturas para hacer un ligero esbozo de criterio en torno a ésta.
         Esta “pinche” gata maliciosa, que no desaprovecha ni un momento para hacer de las suyas, se tomó su tiempo para releer algunos párrafos selectos para recordar el memorable grito de independencia y, sobre todo, para preparar la garganta y entonar alguna que otra canción tradicional que nos levanta el orgullo, y acompañar su velada con tequila y aguardiente, lo que nos hace pensar en una Amy Cathouse desollada por sus inconvenientes.

Para el gato mexicano promedio, los héroes se colocan en altares y sirven para ser venerados y admirados por sus adeptos, lo cual origina un sentimiento de desapego en Amy, puesto que, no pudiendo soportar sus ímpetus, se apega a la resolución benevolente de aparentar no hacer caso de lo que los otros gatos piensen de los íconos en los que se les obligó creer. Mientras se lava las patas y broncea su panza, echada en el patio de la casa, recuerda aquellos días de la primaria, cuando sus maestros recitaban en un tono de aburrida homilía los acontecimientos relevantes que hicieron de nuestro país una Nación independiente, y le parece que seis años de historia es suficiente para programar a una persona, y sobre todo, para proclamar a una persona el héroe sin incidencia en este país.
         Cuando se topó por primera vez con Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia, cuestionó su sentido de honor, bifurcando sus alegorías en torno a la vida consecuente de un héroe ficticio al que sólo le importaban los derechos de una clase, y concluye con que es necesario replantearse la historia, y bajar de sus pedestales a personajes siniestros que, lejos de causarle inspiración, sólo nos arraiga un sentimiento apegado a un símbolo. Con humor y crítica, Jorge Ibarguengoitia nos cuenta el movimiento de 1810, con un sentido humano. Los personajes no se parecen a estas estatuas a las que les guardamos respeto y alabanza, puesto que nos los presenta como debieron ser realmente: simples seres humanos cuya importancia en la historia es determinante, y no como una fantasía menesterosa, su sarcasmo radica en presentarnos una realidad farsante en la que el mexicano está condenado a abordar la vida como una tragicomedia.
         Para celebrar el grito, Amy Cathouse nos invita a sentarnos a la mesa y en vez de tomarse un tequila o una cerveza para celebrar una fiesta que ya se convirtió en parranda, mejor nos replanteemos nuestra situación ante esta fiesta, y nos preguntemos por una vez en la vida: ¿por qué y a quién celebramos?